Inseguridad desatada

Sin duda alguna el tema de seguridad es lo que más dolores de cabeza les trae a las autoridades municipales, debido a que en los últimos días han ocurridos asaltos a mano armado con violencia, sin importar que éstos sean a plena luz del día.

Últimamente la delincuencia ha estado más organizada que las autoridades, mismas que andan dispersas, los atracadores ya nos les importa si el atraco es en una colonia perdida o es en el mero centro de la ciudad.

Ayer, precisamente, unos sujetos asaltaron con lujo de violencia la sucursal de un banco ubicado en Cuarta y Gastélum, casi a las 14:00 horas, es decir, en el horario más concurrido en esa zona y con más vigilancia policial, sin embargo, los asaltantes fueron detenidos luego de una peliculesca persecución policial en la zona conocida como Alisitos, en los límites con el municipio de Playas de Rosarito.

Casi de manera simultánea ocurrió otro robo, pero en una sucursal de un supermercado en El Sauzal, días antes, otro asalto a un supermercado de la misma cadena regional fue robada en plena luz del día, sin que se sepa de los responsables o al menos, no se saben los avances de éste último caso.

Un día antes de ese atraco en Villas del Prado, ocurrió otro robo a mano armada en una tienda de autopartes muy conocida, ubicada en el fraccionamiento San Marino y de igual manera, nada se supo de los atracadores, no obstante, no hay que descartar el hecho que los mismos asaltantes de las tiendas sean las mismas personas o tengan algo que ver los detenidos hoy por el “bancazo”.

Sea como sea, la delincuencia ya no tiene miedo de enfrentar a los policías o a las autoridades, mientras no haya una estrategia de seguridad definida y no sólo sean rondines en colonias de alta incidencia con decomisos mínimos de droga.

Los oficiales deben tener entrenamiento constante, capacitaciones en situaciones de riesgo y de alto estrés para actuar con frialdad, sin que les tiemble la mano, que impongan el respeto que merecen tener al ser guardianes del orden, sin llegar a ser prepotentes, sino, utilizar la fuerza necesaria para mantener la paz y tranquilidad.