PROYECTOVINO

“Las botellas sin abrir”

Por Araceli Velázquez Córdoba
jueves, 23 de enero de 2020 · 00:00

“¿Qué vas a hacer?”, me preguntó una amiga hace unos días.
“Voy a ir al cine”, le respondí.
“¡Que rico! ¿Qué vas a ver y con quién vas?
“Todavía no decido la película. Tengo 2 ó 3 opciones que se me antojan. Y voy sola”.
“¿SOLA AL CINE?!!! Te acompañaría pero tengo compromiso en la noche” (fin de la conversación).

Esos mensajes me dejaron pensando en qué tanto “necesitamos” compartir con alguien lo que nos gusta hacer.

Conozco gente que si no tiene acompañante, no va al cine, a un museo, a caminar. O todavía peor, por no comer solo, NO COME!

Por supuesto que es mucho muy gratificante vivir una experiencia y compartirla con quien nos gusta o queremos. Pero estoy segura que nunca debemos dejar de hacer cosas que necesitamos o nos gustan porque no tengamos con quien vivirla.

Me tocó escuchar también en estos días a un sommelier que se dice especialista en valuar cavas o colecciones de vinos, que dijo que hay vinos que se deben de tomar en cuanto se compran, y que hay otros que por sus condiciones son aptos para “guarda” y los menos, son vinos de colección que representan una inversión. No creo que haya una regla general en cuestión de vinos o de la vida. Hay apuestas que muchos consideran 100% seguras y no resultan ser así (pregúntenle a los que apostábamos que el América sería campeón). No se necesita ser una eminencia enológica para saber que hay vinos que no estarán mejor con el paso del tiempo, otros claro que sí. Algunos subirán su valor. Es un mito aquel dicho de que “todo vino es mejor con el paso del tiempo”.

Todos hemos hecho alguna compra o recibido un regalo que decidimos no usar hasta que llegue ese “momento especial”. Y tanto esperamos ese momento que se nos puede ir la vida sin disfrutarlo, dejándoselo consciente o inconscientemente a alguien que no tiene idea del especial significado que tenía para nosotros. Porque nos pueden asegurar que un vino estará mejor en un semestre, un año o más, pero nadie nos puede asegurar que nosotros estaremos aquí mañana.

Los vinos suelen clasificarse por diferentes características, como su añada, su origen, el tipo de elaboración, la uva, etc. Pero también resulta posible identificar si se trata de un vino de guarda. El vino de guarda, como definición general, reúne algunas características que le permiten madurar lentamente en la botella, como son su acidez, nivel del alcohol, paso por barrica, etc.

Me declaro pésima para esto. Siempre he soñado con tener una cava inmensa en la que pueda escoger el vino ideal para acompañar la situación que estoy viviendo, de entre todos los vinos guardados ahí. Pero no, por diferentes circunstancias de la vida yo no dejo pasar un día sin hacer lo que quiero hacer, sin decir lo que quiero decir y de tratar de lograr lo que quiero alcanzar. Los vinos que compro o recibo de regalo, no duran más allá de un par de semanas en mi cava, porque el presente siempre es el mejor momento de descorchar una botella. No necesita ser una fecha o acontecimiento especial. De hecho creo que soy al revés, compro los vinos y después invento pretextos y busco oportunidades para abrirlos. Soy de las personas que cree que abrir una botella de vino, es lo que crea ese momento especial. Que desde una tarde lluviosa o fría, ver una película, leer un libro, etc., son excelentes momentos para destapar un vino aunque estemos solos. Como alguna vez les dije, el vino también es una excelente compañía.

Pensar que debemos esperar a que llegue el momento perfecto para disfrutar un vino, para muchos puede ser válido o lógico, el problema es que el “después” ninguno lo tenemos asegurado. Por supuesto que el momento, el entorno y la compañía aportan mucho. Pero a veces, por más que lo deseemos, no llega. Por mi parte, ya sentencié algunos vinos a que no lleguen a febrero.

Espero que este 2020 no se nos queden botellas sin abrir y mejor vamos a disfrutarlas.

aracelivelazquez@proyectovino.com.mx
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