DE NIÑOS Y OTROS ENREDOS

Niños y sus requerimientos

Por Dr. Enrique Sicardi Aragón*
jueves, 23 de enero de 2020 · 00:00

Los niños hacen que los adultos pongamos a prueba nuestra capacidad de ingenio, dicción, escucha, observación, elocuencia, convencimiento, muy en especial nuestras capacidades físicas y más aún, nuestra paciencia y eso todo mantenido gracias al afecto y sensibilidad que nos despiertan esas increíbles criaturas a propios y extraños.

No resulta raro ahora el enterarnos de que cada vez son más frecuentes los casos de trastornos conductuales en los niños y la tendencia es buscar un chivo expiatorio, al grado que muchos le achacan a Chana, Juana o Perengana la causa: que si una vacuna, un pico de fiebre, una caída, un susto y muchas otras cosas más a la que puedan echarles la culpa.

La integración y maduración cerebral inicia desde muy temprano en la vida y cada vez me resulta más claro que termina mucho más allá de lo que muchos puedan decir, siendo especialmente lábil para el daño, entre más tierno sea y resulta inimaginable su capacidad de aprendizaje, entre más tierno sea. Los factores que inciden en el cerebro son múltiples y dependiendo del momento, intensidad y frecuencia, los resultados se harán patentes, para bien o para mal.

Autismo, TDAH, suicidio, drogadicción, bulimia, anorexia, depresión, inclusive esquizofrenia y otros, siempre se han escuchado, pero ahora unos cada vez más frecuentes y sobre todo de presentación más temprana. Hoy se sabe que 1 de cada 5 niños tiene un problema conductual. En los últimos años el TDAH ha incrementado 43%, depresión en adolescentes 37%, el suicidio de niños entre 10 y 14 años 200%, entre otras muchas y aterradoras cifras.

Dichos casos, se dan casi exclusivamente en las urbes y más aún, en mejores estratos socio-económicos, curiosamente.

Más recursos, mejores condiciones de vida, más tecnología, innovación, desarrollo y por ende, a esos pequeños cerebros en formación los estamos atiborrando de eso y les estamos negando o limitando lo fundamental que requieren: padres disponibles, afectivos, congruentes, responsables, que sepan comunicar su autoridad y poner límites, apoyados en una nutrición sana, sueño reparador y gratificante.

Los niños requieren ser deseados, programados y sobre todo, aceptados, tener una gestación sana física y mental, un nacimiento no violentado y estimulado en brazos de sus padres desde ese primer momento y recibiendo de su madre, esas primeras gotas de oro blanco y mantenerlo por el mayor tiempo posible (lactancia materna); mantenerse en brazos de ella el mayor tiempo posible, no arrejolados en un espacio o entre una persona y otras. Ser criado, alimentado y cuidado por quienes lo aman no por quienes tienen la obligación u oficio. Jugar y explorar en ambientes cálidos, seguros, afectivos, aprendiendo de quienes le aman, teniendo actividades al aire libre.

Muchos de esos niños y jóvenes que no tienen la oportunidad de recibir lo que requieren crecen solos en sus recámaras, en sus escuelas, pegados a los audífonos a diversos aparatos electrónicos, encerrados en sus mundos, expuestos a influencias nefastas y falsos amigos en red, con afecciones a su vista, oído, a una insana conformación y maduración cerebral, muy especialmente a su estima y conformación de su personalidad.

Sé que los compromisos y requerimientos sociales obligan a sus padres a no estar todo lo que quieren y pueden, el rato que quieran y puedan (entre más, mejor): hábleles, escúcheles, juegue, pregunte, conteste, corra, camine o trote; pero con ellos. Cárguelo lo más que pueda, no haga caso del embrazilamiento, eso ¡no existe¡. Dele lo mejor de usted; tiempo, no cosas.

No permita que su hijo sea una estadística más. El problema es serio y continuará en incremento si no hacemos algo, aquí y ahora, igualito a los problemas del México de hoy, el cambio está en uno, de dentro para fuera, no al revés. Nadie hará nada por resolver sus problemas, el gobierno, menos. En verdad, este es grave problema social, la criminalidad y todos esos trastornos de salud mental afectan a propios y extraños.

Recomiendo estas dos lecturas:

“No es la carne y la sangre, sino el corazón, lo que nos hace padres e hijos”. Friedrich Schiller.

“Si quieres que tus hijos sean inteligentes, léeles cuentos de hadas. Si quieres que sean mucho más inteligentes, léeles más cuentos de hadas”. Albert Einstein.

“El alma se cura cuando pasamos tiempo con los niños”. Fiodor Dostoievski.


Nadie puede dar lo que no tiene, pero es una decisión personal, qué tanto doy de lo que tengo. Gracias.

*Coordinador de Relaciones Públicas del Consejo Nacional de Lactancia Materna A. C.

sicardi53@gmail.com

 

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