DE NIÑOS Y OTROS ENREDOS

Lo que ofertan y lo que compras a tus hijos

Por Dr. Enrique Sicardi Aragón*
jueves, 29 de octubre de 2020 · 00:00

La industria comercial está integrada por un gran equipo de profesionales de diversas áreas del saber: bioquímicos, psicólogos, tecnólogos, cibernautas, mercadólogos, etcétera, los cuales se encargan de estudiar las necesidades del consumidor y en cómo manejar sus gustos, a fin de lograr que sus productos tengan un alto consumo.

Su negocio es “ganar” dinero, lo demás es irrelevante. Ya lo vivimos, décadas atrás con el negocio de los cigarrillos, donde a pesar de las consecuencias de su impacto en la salud del consumidor a largo plazo, los industriales ocultaron sus hallazgos, hicieron sus mezclas de tabaco lo más adictivo posible, sin importar las consecuencias en la salud del consumidor, a cambio, ganar hartas toneladas de dinero.

Hay muy diversas formas de cautivar la decisión de los compradores, les subyugan con imágenes y mensajes conscientes o subliminales y toman grupos de apoyo a los cuales engolosinan, igualito que en la conquista de América: cambiando oro por espejitos.

La industria farmacológica fijó sus objetivos en los médicos como su principal grupo de apoyo a fin de tornarlos en sus empleados sin sueldo, a fin de prescribir sus productos a cambio de viajes, comidas y regalitos que no son otra cosa que espejitos o cuentas de colores. A nuestras organizaciones, se las ganaron con patrocinio de congresos, y para con sus líderes, otras canonjías.

En el muy particular caso de la industria alimentaria, convencieron al gremio médico y en especial a los pediatras para prescribir fórmulas a cambio de la leche materna. Los organismos internacionales y nacionales dictaron normas a fin de evitar tan atroces objetivos y, a pesar de ello, aún hoy continúan haciendo mella en la alimentación de nuestros niños.

Los medios de publicidad siguen bombardeando a los consumidores, los cuales con su mente llena de mensajes (directos o indirectos), adquieren los productos pensando que es su libre albedrío el que decide qué comprar.

La gente más fácil de manipular es la que cree en el libre albedrío, porque ni siquiera sospecha que están siendo manipuladas =Yuval Noah Harari=.

En la antigüedad, se manipulaba la mente del pueblo con los conceptos religiosos (aún hoy perduran), hoy, lo hacen a través de algoritmos tecnológicos (tejemaneje, intervención, procedimiento) y logran cautivar la mente de los usuarios a fin de conseguir el comportamiento deseado.

Uno de los ejemplos más comunes: a) se ha hablado hasta el cansancio de evitar el consumo de azúcares añadidos en los niños, b) se ha recomendado ampliamente que después del año, el menor puede tomar leche fresca, c) se proscribe el uso de leche con saborizantes y d) no se recomienda miel de abeja en niños menores de 3 años.

Con las CUATRO premisas antes mencionadas, la leche más usada en niños mayores de un año es la famosa marca de Nestlé de leche con miel, con todas las agravantes que ello ocasione (https://elpoderdelconsumidor.org/2013/04/radiografia-de-nido-kinder-para-ninos-de-1-3-anos/).

Otro de los muchos productos que ocasiona preocupación, son los nada nutritivos quesitos tipo Petit Suisse, que como le comento a los padres, lo único que tiene de bueno es lo sabroso, fuera de eso es una alta carga de azúcares, grasas, saborizantes y conservadores, de muy bajo precio y que inclusive se expende en paquetes de cuatro a fin de que el menor se atasque con ellos y hasta no verles fin.

La mala nutrición que ocasionen, no es asunto del industrial, que puede ser desnutrición por pérdida del apetito debido a altos niveles calóricos o bien obesidad, ya que otros lo suman a su ya de por si enriquecida dieta hipercalórica.

No quiero dejar de mencionar los cereales precocidos, ofertados para niños desde los primeros meses y hasta los primeros años de vida como son los de etapa 4, elaborados a base de harinas y azúcares refinados, los cuales no son recomendados por instancias oficiales para niños menores de 2 años.

Y ahora, regresando a las famosísimas fórmulas lácteas, de las cuales, la industria oferta: anti-reflujo, anti-cólicos, anti-estreñimiento, anti-alérgica y no conforme con eso, ahora en etapa 1, 2, 3 y hasta 4, con la insana intención de encadenar a los niños y sus padres a que las usen hasta más allá de los 3 años. Cada marca puede tener muchas etiquetas distintas ya que, a mayor oferta, mejor consumo.

Todos sabemos, aunque muchos lo finjan ignorar y otros lo quieran olvidar: la leche materna previene todo para lo que los comerciantes ofertan sus productos, amén de ser el único y más eficaz recurso inmunológico de nuestros niños.

La alimentación de nuestros niños debe ser lo más natural posible: alimentos frescos e higiénicamente preparados en casa y aderezados con el afecto de los que a ellos los quieren. La industria quiere el dinero de sus padres sin importarles las consecuencias.

*Coordinador de Relaciones Públicas del Consejo Nacional de Lactancia Materna A. C.

sicardi53@gmail.com

 

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