DE NIÑOS Y OTROS ENREDOS
¿Papás chaparros, hijos chaparritos?
Por Dr. Enrique Sicardi Aragón*Reiterando el ideal de que tu hijo obtenga más oportunidades de la que tuviste, y por supuesto, en donde el crecimiento estatural de los niños es un reflejo de bienestar. Durante la consulta, al informarles a unos padres que su hijo está por debajo de los parámetros de peso y talla, comúnmente su respuesta es que él o ellos, son chaparritos.
Cuando estudiamos a un niño por baja talla, donde la causa puede ser diversa, como desórdenes glandulares, genéticos, infecciosos, etcétera, sin embargo, la causa número uno de baja talla, son los problemas nutricionales y que se engloban como factores ambientales.
Hablando de nutrición: un padre alto, que sus hijos sufran algún grado de desnutrición, tendrán en la vida adulta una estatura menor que el padre y cuando el hijo tiene mejores oportunidades alimentarias, su estatura promedio será mejor que la de sus progenitores.
En países pobres, el promedio estatural de los jóvenes de 19 años (162.8cm), corresponde al promedio de altura a los 13 años de países europeos. Mujeres de 19 años de Guatemala, Nepal y otras regiones similares, tienen la altura promedio de holandesas de 11 años (152 cm).
Es innegable que la genética tiene un papel importante en la altura y el peso de cada niño en particular, pero cuando se trata de salud de poblaciones enteras, la nutrición y el medioambiente son esenciales.
Algunos países han logrado mejoras sustanciales en sus índices estaturales y el mejor ejemplo es la población japonesa después de la 2ª parte de la guerra mundial y con la influencia norteamericana en la alimentación, los incrementos de talla de sus niños cambiaron notablemente en pocos años.
En los últimos 35 años, Corea y China se ostentan como unos de los países que han logrado mejores progresos estaturales en su población infantil y del otro lado tenemos a los países subsaharianos en donde la estatura promedio no ha cambiado o se ha reducido desde 1985.
La nutrición de los primeros 6 años de la vida es de capital importancia a fin de lograr unos buenos hábitos alimentarios y obtener el posible máximo ideal de crecimiento y salud. En la época actual, la oferta alimentaria es amplia y cómoda pero no necesariamente saludable.
Es donde la importancia de monitorear los cambios en altura y peso de los niños y sus variaciones como bajo peso y peso alto para la edad y la estatura, ya que éstos pueden ser reflejo de la calidad de los alimentos que comúnmente consumen y qué tan saludable es su medioambiente.
El índice de masa corporal (IMC) es una medida que ayuda a determinar si una persona tiene un peso saludable en relación a su altura y se debe vigilar desde los primeros años de la vida. Es importante educar a la población en la vigilancia del índice de Masa Corporal donde, un índice sano, asegura un buen crecimiento en los primeros años de la vida, pero años posteriores, el excederse de los IMC son el factor predictor más importante en el desarrollo de obesidad y muchas otras enfermedades.
Hay infinidad de tabúes populares, anacrónicos y sin fundamento en relación a la alimentación de los niños. Vemos preescolares que cenan ¡frutita!, ¡cerealito!, eso sí, temprano, por eso de las pesadillas y pasan de 12 o muchas más horas con esa simple cena frugal.
Las pesadillas son o por portarnos mal o por pensar mal. La cómoda y popular permisividad, eso sí, democrática que enarbolan muchas parejas jóvenes: que el niño coma lo que desee o ¡es que no le gusta nada!. Esos simples y frecuentes ejemplos son causa muy frecuente de que nuestros peques cursen con trastornos en su nutrición.
Hoy por hoy, deseamos que nuestros hijos sean más altos, cultos, ricos y finalmente, felices que sus padres, debemos asegurarles una alimentación fresca, natural, suficiente, variada, completa, equilibrada y biológicamente pura, en medida de lo posible, preparada en casa, con afecto, ejemplo, compañía, sin distractores. El objetivo es lograr un peso y una altura sana en la niñez y adolescencia, ya que estos tienen beneficios para la salud a largo plazo.
Los políticos deberían trabajar en la implementación de políticas que aumenten la disponibilidad y reduzcan los costos de los alimentos nutritivos, así como asegurar la calidad de los alimentos ofertados, en especial para los niños, situación en la que actualmente, solo nos ofrecen “fuegos artificiales”.
*Coordinador de Relaciones Públicas del Consejo Nacional de Lactancia Materna A. C.
sicardi53@gmail.com
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