DESDE EL VIGÍA

Resistencias mortales

Por Editorial El Vigía
viernes, 13 de noviembre de 2020 · 03:58

Cuando se comenzó a propagar en el planeta la pandemia del Covid-19, aquí en México, como en la mayoría de los países, se minimizaron los efectos del nuevo virus, incluso hubo voces reconocidas que aseguraban que no era necesario establecer tantas medidas restrictivas ni paralizar la economía para contener los contagios.

Desde el gobierno también hubo poca preocupación, y sus erróneos cálculos iniciales se combinaron con una postura poco seria sobre la necesidad del uso obligatorio del cubre bocas.

Y como los registros de la última pandemia datan de principios del siglo XX, el mundo actual no estaba preparado para enfrentar el Covid-19, el cual vino a exhibir las precarias condiciones en que operan los sistemas de salud pública de casi todas las naciones.

Además, el coronavirus o SARS-Cov-2 (Covid-19) puso en evidencia que no existen políticas sociales efectivas que mejoren la salud, nutrición y estado físico de los seres humanos, porque a causa del sobrepeso u obesidad se deriva padecimientos como la diabetes y la hipertensión arterial, que son las comorbilidades más asociadas a los índices de mortalidad de la presente pandemia.

Al respecto, después de los Estados Unidos, que es el país con el mayor número de personas obesas en el orbe, México se ubica en la segunda posición en cantidad de población con graves problemas de gordura, y a nivel nacional Baja California ocupa el primer lugar con habitantes afectados por el sobrepeso.

Por lo tanto, la nueva normalidad no puede limitarse a fomentar la cultura del constante lavado de manos, mantener la sana distancia, usar el cubre bocas y el limpiado frecuente de superficies, sino que paralelamente se tienen que implementar un programa permanente cuyo propósito sea mejorar la alimentación de los mexicanos e incrementar su actividad física.

La gran lección que nos deja el Covid-19 es que no debemos esperanzarnos a encontrar la cura sólo a través de una vacuna, porque en el fondo se requieren cambios de fondo en nuestras tradicionales formas de vida, que van desde la higiene personal, el tipo de comida que ingerimos y hacer ejercicio regularmente.

Ésto implica llevar a cabo profundos cambios en los planes de estudio y en la producción de alimentos, pero de manera fundamental en los hábitos de consumo de la sociedad, porque antes de la aparición del Covid-19 el grueso de la humanidad ya estaba enferma.

Sin embargo, por el momento no se percibe que los gobiernos del mundo busquen un acuerdo para transitar de forma inteligente y consciente hacia la nueva normalidad, porque no será un proceso fácil, dado que la gente se resiste a renunciar a sus anteriores pero mortales costumbres.
 

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