DESDE EL VIGÍA

Outsourcing

Por Editorial El Vigía
miércoles, 18 de noviembre de 2020 · 00:11

La subcontratación de trabajadores a través de intermediarios, mejor conocido como outsourcing, no es ni bueno, ni malo, es simplemente un servicio para que las empresas especializadas en ciertos giros, puedan operarlos sin entrar en los problemas que pudieran significar actividades que pueden delegar en terceros.

Una empresa hotelera, por ejemplo, puede subcontratar los servicios que necesita para operar como lavado de la ropa de cama y blancos para sus habitaciones, servicio de limpieza, transporte, jardinería, fumigación, servicios administrativos, contables, de auditoría, legales, vigilancia.

La condición es que cada empresa especializada en esas actividades asegure a sus trabajadores salarios dignos y competitivos en el mercado y prestaciones justas.

Lo mismo pudiera hacer una industria maquiladora o los almacenes minoristas, cuyos esquemas de negocios no contemplan la contratación directa de personal sino a empresas especializadas en ciertas actividades que incluyen desde el reclutamiento, capacitación y ejecución de las tareas encomendadas como ensamblar o construir un producto.

En cierto modo, es lo que la gran mayoría de las grandes empresas hacen para simplificar sus operaciones y enfocarse en la producción y comercialización de bienes, productos y servicios propios de sus giros.

En México existe una Comisión Nacional de Salarios Mínimos que determina cuánto debe ser el salario de los empleados según su ocupación y un sistema de seguridad social que contempla incluir en la paga del trabajador, las cuotas porcentuales que se supone deben ser necesarias para asegurar su vivienda y jubilación suficientes para pasar una vejez tranquila.

Las empresas prestadoras de servicios de personal especializado como el que nos referimos líneas arriba, no deberían de tener problemas si cumplen con todos los requisitos de Ley, y a la vez, facilitar que la inversión haga su parte de crear las empresas y los proyectos que generen los empleos dignos que la población requiere, siempre y cuando los salarios que ofertan, sean iguales o mayores al que cualquier otra empresa similar pague.

Regular el outsourcing y sancionar a las que atentan en contra del bienestar de los trabajadores no está mal, ya existen leyes para eso.

Pero restringir y obstaculizar la operación de las que si cumplen, puede terminar con millones de empleos que son posibles gracias a empresas que operan bajo ese esquema.

El asunto no es menor, durante éste régimen de la Cuarta Transformación el gobierno ha impulsado más de 300 cambios a Leyes y reglamentos que afectan a las empresas, e inhiben la inversión y la generación de empleos, según la Cámara Nacional de la industria de la Transformación

Son precisamente las empresas privadas las aliadas del gobierno en la generación de empleos para que las familias puedan tener un ingreso y bienestar; entre más raquíticas las fuentes de empleo, más presión sobre los propios trabajadores y menos dinero a la economía.

Las empresas generan el 80% de la riqueza en el país y la mayor parte de los impuestos que el gobierno necesita para sus obras, programas y acciones.

Difícilmente alguien podrá detener una acción del gobierno, pero el gobierno difícilmente podrá detener las consecuencias negativas de sus acciones. Ojalá y lo piensen bien.
 

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