LA COMEDIA POLÍTICA

¿Qué culpa tiene Sonora?

Por Dan T
martes, 3 de noviembre de 2020 · 00:08

Dos funcionarios de la 4T van por la gubernatura de Sonora: Ana Gabriela Guevara y Alfonso Durazo. Eso es el equivalente a que tuvieras que elegir entre que te coman vivo los leones o que te bañen con gasolina Magna y luego te avienten un cerillo.

¿Qué acaso Andrés Manuel López Obrador no quiere a los sonorenses? No es que en su equipo haya mucho de dónde escoger, pero esos dos funcionarios son tan confiables como un llave inglesa hecha en China. O como un diagnóstico de Hugo López-Gatell.

Por ejemplo, Ana Gabriela Guevara fue durante mucho años una de las heroínas de los mexicanos. Creo que era más fácil encontrar agua en Iztapalapa que encontrar a alguien que no admirara a la medallista olímpica mexicana.

Todavía me acuerdo cuando ganó la medalla de plata (sí, así de viejo soy): estábamos todos en la redacción del periódico pegados a una pequeñísima televisión viendo la competencia.

Todo fue tan rápido como cuando haces el amor con tu cónyuge. De volada. No supe ni como, pero de pronto todos estábamos aullando y bailando porque Ana Gabriela había ganado su medalla de plata.

El problema vino después, porque Guevara le agarró tanto, pero tanto gusto a la plata que ya no se la llevaba en las competencias sino de las arcas públicas. Nadie recuerda una administración tan transa en la Comisión Nacional del Deporte, como la de la sonorense. No se llevó el ventilador nomás porque estaba enchufado, que si no también se lo embolsa.

Lo peor del asunto es que pese a tooodas las denuncias que hay sobre los malos manejos en la Conade, la ex atleta olímpica sigue su loca carrera por la gubernatura de Sonora. Antes pensábamos los mexicanos que corría como una gacela. Hoy sabemos que corre como una rata que se robó un pedazo de queso.

Y hablando de pedazos, el otro contendiente por la candidatura de Morena es Alfonso Durazo, que ha portado más uniformes que Rubens Sambueza en toda su carrera. No sé si Durazo es transa, pero es tan inconsistente como la señal de Internet de Telmex.

Empezó su carrera como priista y llegó a ser secretario de Luis Donaldo Colosio, o al menos eso es lo que le gusta presumir. Pero como ya sabemos a Colosio se le atravesó una bala en Lomas Taurinas y Durazo ya no pudo seguir soñando con ser parte del equipo del presidente.

Luego de unos años apareció como secretario particular de Vicente Fox. Es decir, dio el chapulinazo de un extremo a otro. Como ya es su costumbre, Durazo no terminó el trabajo, lo corrieron no porque fuera muy bueno en su trabajo y anduvo entonces coqueteando con varios partidos.

Cuando vio que el tren de AMLO comenzaba a tomar fuerza, se subió al vuelo y, oootra vez, se volvió achichincle del candidato. La diferencia fue que esta vez sí le salió la jugada y pese a no tener experiencia en el tema lo hicieron. ¡secretario de Seguridad Pública!

Tan mal hizo las cosas que el gobierno de López Obrador tiene ya más ejecutados que el de Peña y el de Calderón en el mismo lapso de tiempo. Y lo peor: ni siquiera en medio de la pandemia, con todo el mundo guardado en sus casas, ni siquiera así logró Durazo aplacar la inseguridad en México. Y pese a no haber dado resultados, está a punto de renunciar a su cargo para irse a buscar la candidatura.

¿Será que a López Obrador le rompió el corazón una guapa sonorense? ¿O por qué quiere que le vaya tan mal a ese estado? Como si no fuera suficiente castigo aguantar 40 grados todo el año, ahora les quiere mandar a Durazo o a Guevara. Con cualquiera de ellos gobernando y el calor que padecen los sonorenses, aquello va a ser lo más parecido al infierno.
 

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