LA TURICATA

Yo también hablo de la rosa

Por José Carrillo Cedillo
lunes, 30 de marzo de 2020 · 00:00

21 de marzo, día mundial de la poesía


Mi primer contacto con la poesía fue de una forma fortuita; el patrón de mi padre, un anciano alemán asentado en nuestro país, decidió hacer una limpieza a fondo en su casa de la colonia Roma y llenó varias cajas con cosas que a él le resultaban inservibles y las regaló a sus empleados; a mi padre le tocó una caja y una tarde llegó a casa con ella y para mis siete años representaba un estuche de sorpresas, una a una las fuimos sacando las cosas entre mi padre y yo: un reloj de pulsera descompuesto, unos lentes de fondo de botella, un sombrero de carrete que ya había visto en una película francesa, una vieja y sucia corbata negra y otra verde bandera, en iguales condiciones, más dos de moñito negros, un cochecito de fierro (el único juguete) una vieja pipa rota, una cajita de tarjetas de visita en alemán (creo), una caja de tabaco vacía que olía riquísimo, un gorro de lana lleno de hoyos, y hasta el fondo de la caja, un libro negro de pasta dura que decía en letras doradas POESÍA DE ANTAÑO, el que despertó mi curiosidad y empecé a hojearlo, terminó por atraparme y esa tarde lo leí completo. Nuestra memoria es algo increíble, aún recuerdo una que decía:

Cuando llueva/ a los charcos/ echaremos/ barquitos de papel.

No puedo más que abrir un paréntesis con su venia, para contarles un chiste ad-hoc:

La joven recién casada en la comida, le comenta a su esposo…que crees Paco…un tal Neruda acaba de publicar un libro con los poemas que me hiciste cuando éramos novios…

Continuo…Tiempo adelante nuestro maestro de tercer año en la primaria acostumbraba leernos poesía entre materias para darnos un descanso y por él conocí a otros autores, además me prestó dos libros de su biblioteca: Rubén Darío y Gabriela Mistral; pasó el tiempo, conocí a otros maestros y con ello mi abanico de autores se amplió exponencialmente, para agrandar mi riqueza y mi goce, me fascine con su forma de ver el mundo, los poetas preguntan y hablan por todos nosotros. A estas alturas de mi vida para mí la poesía sigue siendo una especie de comida japonesa, llena de muchos sabores que gratamente inundan mi paladar, y lo digo corriendo el riesgo de que algún culterano afecto a recurrir a obtusas teorías de falsa sofisticación, me critique. Hoy tomo unas pocas como ejemplos con la ilusión de compartir con ustedes un bocado de cardenal…

Primero las damas…

Por si acaso existieras pediría

Que vieras con paciencia mis errores

Que pasaras por alto eventualmente

El rugido feroz de mis pasiones

Pediría también que de mis huesos

Quitaras el dolor y algún crujido

Que borraras las líneas que en mi rostro

Han dejado la espera y la derrota

Pediría asimismo que alejaras

De mi memoria todos los temores

Que pusieras sonrisas en mis ojos

Inclinaras mi espalda con modestia

Y abrieras en mis manos la esperanza.

Si tan solo creyera en tu existencia

En ti descansaría mi cabeza

Te culparía de mis desaciertos

Y rogaría para que me dieras

Algo de tolerancia y más de olvido

Nuevos sueños

Y siempre en cualquier tiempo

Buenas noches

Amén

Hadassa Ceniceros Romero

Vendrán lluvias suaves

Vendrán lluvias suaves y olores de la tierra

Y golondrinas revoloteando con su brillante sonido

Y ranas en los estanques, cantando en la noche

Y ciruelos silvestres de tembloroso blanco

Los petirojos vestirán su plumaje de fuego

Silbando sus canciones sobre las cercas

Y nadie sabrá de la guerra, nadie

Se preocupara cuando concluya
A nadie le importará, ni a los árboles ni a los pájaros

Si la humanidad se destruye totalmente

Y la misma primavera al despertar

Apenas sabrá que hemos desaparecido

Sara Teasdale

Lectura de Shakespeare (soneto 66)

Asqueado de todo esto, me resisto a vivir.

Ver la conciencia forzada a mendigar

Y la Esperanza acribillada por el cinismo

Y la Pureza temida como una pesadilla

Y la inquietud ganancia de pescadores

Y la Fe derrochada en sueños de café

Y nuestro Salvajismo alentado como Virtud

Y el Dialogo entre carne y las bayonetas

Y la Verdad tapada con un Dedo

Y la Estabilidad oliendo a establo
Y la Corrupción, ciega de furia a dos puños con espada

Y balanza

Asqueado de todo esto preferiría morir,

De no ser por tus ojos, María,

Y por la patria que me piden.

Gabriel Zaid
jcarrillocedillo@hotmail.com

 

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