La felicidad ja ja ja ja…

El presidente de la República, AMLO, afirma trabajar en un nuevo índice para medir, no solo el crecimiento económico, sino también el bienestar, la desigualdad y además la felicidad del pueblo. ¿Nadie le habrá comentado que esos indicadores ya los generan el INEGI y otras organizaciones?

Efectivamente, el crecimiento económico se mide desde hace lustros por medio del Producto Interno Bruto (PIB), la desigualdad a través del Coeficiente de Gini y la Felicidad por medio de una encuesta.

Por su parte, una medición de bienestar es el Índice de Desarrollo Humano (IDH), elaborado por el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), el cual se mide entre 0 y 1, significando “Uno” el más alto desarrollo humano; su conceptualización está en la liga: https://www.mx.undp.org/content/mexico/es/home/ourwork/povertyreduction/in_depth/desarrollo-humano.html.

La más reciente para México se ubica en:

https://www.infobae.com/america/mexico/2019/12/09/mexico-cayo-17-lugares-en-el-indice-de-desarrollo-humano-de-la-onu/; siendo en 2018 de 0.767, menor al 0.774 de 2017, cayendo en consecuencia 17 lugares en el ranking mundial de ese indicador de la ONU.

Otra metodología para medir el bienestar la realiza la organización “Social Progress Imperative” (SPI), quien publica el Índice de Progreso Social, su conceptualización y medición para México 2019, están disponibles en la liga electrónica: https://mexicocomovamos.mx/new/md-multimedia/1573195326-169.pdf.
 

Este indicador oscila entre “Muy Bajo, Bajo, Medio Bajo, Medio Alto, Alto y Muy alto. se ubicando a México en el lugar 55 de entre 149 países, (rango Medio Alto). También la edición 2019 hace una evaluación por entidades federativas posicionándose Baja California en el 4to. lugar nacional.

Todos los indicadores mencionados tienen sustento estadístico, es decir, son concretos y objetivos; sin embargo, la felicidad, al ser un concepto abstracto y subjetivo es, por definición, inconmensurable; sin embargo, ya algunos países – entre ellos México (INEGI) – han intentado medir la felicidad a través de muestreos estadísticos en donde los encuestados responden mediante sus personales juicios de valor.

Así, al cuestionario denominado “Módulo de Bienestar Autorreportado” que en 2019 se levantó junto con la Encuesta Nacional de Gasto de los Hogares, cada entrevistado le respondió al INEGI tan “objetivamente! como le fue en la feria; o sea, con base en el estado de ánimo a la hora de la entrevista.

Pero como cantara Palito Ortega, “La felicidad ja, ja, ja, ja”, su medición subjetiva ahora sirve para fines políticos y AMLO se empeña en utilizar esa subjetiva vertiente del bienestar basada en un enfoque psicológico, pero cuyos resultados difícilmente servirán para fines concretos y objetivos de políticas económicas, sólo para propósitos electorales – a costa del erario, claro – y sin utilidad pública.

Tan subjetivo es el análisis de la felicidad que en enero y julio de 2019, los mexicanos mostraron su enorme felicidad con una calificación promedio de 8.4 – en un rango del 0 a 10 – y de 8.3, pero en julio apenas un 7% de los mexicanos estaban completamente seguros y un 63% se percibían inseguros.

Pero además, a nivel internacional la ONU elabora desde 2012 un Reporte de Felicidad Mundial entre 156 países; a finales de 2018 México se ubicó en el lugar 23 mundial y segundo de Latinoamérica, por debajo de Costa Rica (lugar 12 mundial), con una calificación de 6.6 en la escala de la ONU.

En síntesis, si AMLO cree novedoso medir el bienestar y la felicidad, no lo es; tampoco medir la felicidad es útil para el diseño de políticas objetivas, vive en el error. Lo preocupante son las muestras de sus desvaríos espirituales en la toma de decisiones de gobierno, sólo le falta hacerle una limpia a Palacio Nacional y nombrar como asesora a Mhoni Vidente, para poder cantar: La felicidad ja ja ja ja.

rdanielspinto@hotmail.com