DESDE LA PLAZA SANTO TOMÁS

Lo que sucedió mañana – año 2027 – mes de mayo- 71

“Un tiempo vendrá en el que, con gran alegría, te saludarás a ti mismo, al tú que llega a tu puerta, al que ves en tu espejo. Cada uno sonreirá a la bienvenida del otro, y dirá, siéntate aquí. Come. Seguirás amando al extraño que fuiste tú mismo. Ofrece vino. Ofrece pan. Devuelve tu amor a ti mismo, al extraño que te amó toda tu vida, a quien no has conocido para conocer a otro corazón que te conoce de memoria. Recoge las cartas del escritorio, las fotografías, las desesperadas líneas, despega tu imagen del espejo. Siéntate. Celebra tu vida”. Por :  Ricardo Harte*
lunes, 25 de mayo de 2020 · 00:00

El amor después del amor
Derek Walcott


-Estaba yo - continuó Don Sebas con sus anécdotas; la Plaza murmuraba tranquila con el sonsonete de cientos de pájaros que llegaban para contarse los chismes del día, mientras se acomodaban para descansar en una noche más- sentado frente a la hoja en blanco y con la mente igual. Era el examen de Teoría de la Arquitectura II

de la Facultad. Ya había pasado más de media hora y no sabía cuál de los tres temas atacar. Eran optativos y debía desarrollar por lo menos uno.

Si, con la mente en blanco. Casi catatónico. Había arrancado más de una vez y más de una vez arrugué el papel y le pedí otra hoja al profesor.

Y el problema era no que no tuviera qué escribir. El asunto era que cualquiera de los temas que quería encarar, me parecía que mis comienzos eran totalmente triviales e intrascendentes.

Podía elegir entre estos tres temas: el período gótico, la arquitectura catacumbaria del cristianismo temprano o los principios de la arquitectura moderna.

-Bueno Don Sebas ¿Y qué pasó?¿Cuál tema eligió? ¿O nos lo va a dejar para otra reunión, como hace siempre?- bramó Mercedes.

-Calma, calma – contestó, mientras se servía un poco más de tinto-calma. Si, proseguiré. Pues enfrentado a que tenía que entregar algo y ese algo debía ser académicamente aceptable, se me iluminó el cerebro, ese pequeño chícharo que tenemos colgando del hilo de la esperanza en el medio de nuestra caja craneana.

Me acordé que horas antes había leído que, a raíz de la muerte de Luther King, se editaron varios de sus discursos. Y hubo algo que me quedó muy grabado de sus palabras: “...el progreso de la humanidad no cabalga sobre la fatalidad”.

Es decir, no fatalmente vamos a progresar. Debemos luchar por ello. Porque el progreso significa cambio, significa empezar de nuevo, significa saber vaciar la mochila de todo aquello que pesa y no te permite caminar con agilidad.

Aferrado a ello, desarrollé un ensayo sobre la los principios de la arquitectura moderna, que estaba prisionera de intereses, de intereses que asfixiaban los principios y las necesidades. Para cambiar ello, había que adoptar una actitud de lucha. De lucha inteligente, con objetivos claros, con valores, con principios que distinguieran, sin concesiones, lo que estaba bien, de lo que estaba mal

Y ello no era fácil.
No se iba a dar por graciosa deferencia del destino fatal.

-¿Y qué pasó? - Interrumpió Mercedes

-¿Qué paso con qué?

-¿Cómo con qué? Con el examen, chihuahua!
-Ah!!...Si… Lo salvé. Con10. Pero todo el anécdota apuntaba a traer a colación que debemos cruzar esa puerta, como decían en el 2020, del umbral que divide el ayer del mañana, con una actitud de lucha, de claridad. Como en el poema de Walcott, recibir a ese “otro” que somos, “el extraño que fuimos”, para reencontrarnos con nosotros mismos. Reencontrarnos con el que fuimos, disfrutar “las cosas buenas”: la naranja, el pan, la compañía -presencial o por zoom-, el cielo desde la ventana, un buen libro o una buena serie de TV, escuchar a los pájaros. Así de sencillo. (Por cierto, me he ayudado de las palabras de mi buen amigo José A. Lugo)

-Muy bien Don Sebas. Muy bien.

-¿Por el 10?
-Bueno, además de ello, porque logró salvarlo proponiendo algo que sirvió y sirve para pensar y dialogar sobre la actitud del cambio, de la evolución.

-Si…no creo en las armas ni en las revoluciones. Creo en las ideas y en las evoluciones.

*Arquitecto uruguayo radicado en México desde hace más de 40 años

ricardoharte@yahoo.com.mx

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