REDESCUBRIENDO BC

Naciendo bajo las estrellas

Por Luz Adriana López Gallegos*
miércoles, 1 de julio de 2020 · 00:00

El próximo jueves es mi cumpleaños... lo menciono para que no olviden felicitarme y también por que ha sido un tema de reflexión estos últimos días; durante mi vida adulta he pasado por varios tipos de festejos, desde esas grandes fiestas a las que invitas a todo el mundo incluso a gente que ni conoces, hasta esos donde si no fuera por los recordatorios de facebook, ni te acuerdas.

Pero hoy quiero compartirles uno de los cumpleaños que más he disfrutado y que lo festeje alejada de todo y de todos… bueno, casi todos.

En 2010 el Centro de Investigación Científica y Estudios Superiores de Ensenada (CICESE) organizó un viaje con los representantes de medios de comunicación con el objetivo de dar a conocer las actividades que se desarrollan en el Observatorio Astronómico Nacional ubicado en la Sierra de San Pedro Mártir que nos permitiera recolectar material gráfico e informativo sobre la biodiversidad de la zona, justamente en el marco del “Año internacional de la biodiversidad”.

El viaje iniciaba a las 8 de la mañana del día de mi natalicio; cabe destacar que yo nací a las 10:30 de la mañana, así que obviamente se me hizo tarde... !todavia no nacia!.

Afortunadamente, me esperaron y logré subir a la camioneta que nos llevaría a esa aventura, acompañada de varios colegas de los medios de comunicación y con la guía del Dr. Horacio de la Cueva, que aprovechaba cada oportunidad para ilustrarnos sobre las actividades que se desarrollan en el municipio.

Es importante resaltar, que el Observatorio Astronómico Nacional es uno de los cuatro mejores sitios de observación en el mundo y está ubicado en el Parque Nacional San Pedro Mártir que fue decretado área Natural Protegida en la década de los 40’s, por lo que tener la oportunidad de conocerlo por primera vez acompañada por expertos, era algo invaluable.

El trayecto a San Pedro Mártir desde Ensenada tomó cerca de 8 horas ya que hicimos como cuatro paradas en el camino, incluyendo una parada en Eréndira donde nos dieron una plática sobre Geología al frente de la playa y aprovechamos para tomar el lunch.

Cerca de las cinco de la tarde llegamos a lo que sería la zona de pernocta, unos bungalows prefabricados que funcionaron un tiempo como el campamento para el personal que trabaja en el observatorio por lo que están ubicados en la zona de silencio.

Los mismos bungalows eran todo un atractivo que pintaba de aventura el viaje; después de explorarlos de principio a fin y repartirnos los dormitorios, nos dirigimos a una plática a la luz de la fogata a un costado de la famosa cabaña roja.

Apenas comenzaba a oscurecer y la luna no aparecería hasta pasada la media noche, por lo que ya se comenzaba a llenar de estrellas el cielo que nos cubría.

Quienes ya conocen este lugar, saben lo extraordinario de observar el cielo estrellado y hacer ese descubrimiento en mi día de cumpleaños fue algo increíble.

Sin demeritar la cantidad de actividades que organizaron para los asistentes, el solo hecho de poder descubrir ese cielo cambió el chip dentro de mi cabeza.

Ya había visto cielos llenos de estrellas antes, en campamentos o caminatas nocturnas en zonas agrestes, pero nunca un cielo como este, donde sin duda el objeto más espectacular era la banda luminosa de la Vía Láctea y si lanzábamos la mirada hacia el sur podíamos observar !el centro de nuestra galaxia!

Saber que estaba viendo estrellas cuya luz había tardado en llegar hasta mis ojos aproximadamente 24 mil años fue algo que me emocionó realmente, aún lo hace.

El cielo estrellado de San Pedro Mártir no solo es algo digno de ver, es algo que debemos cuidar y proteger, sin embargo la urbanización de sus alrededores ha puesto en riesgo su preservación.

No solo eso, la contaminación lumínica generada por las grandes ciudades impacta en la actividad astronómica que se desarrolla en el Observatorio, imaginense cuando el cielo de San Pedro Mártir se vea como el cielo de Tijuana, será una pérdida enorme de nuestra herencia natural.

A lo largo de la Vía Láctea hay regiones oscuras donde casi no se ven estrellas, sin embargo eso no significa que no las haya, solo que la presencia de grandes nubes de polvo no permiten ver lo que hay detrás de ellas.

Y eso me hace preguntar… ¿Qué tal si toda la luz y contaminación que emanamos, impiden que nos vean?

Ahí se los dejo de tarea… los invito a ver imágenes de ese recorrido en la página de wordpress de RedesCubriendoBC.

Hasta el próximo viaje.

*La autora es periodista y gastrónoma

redes.cubriendobc@gmail.com 

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