DESDE EL VIGÍA

Clases con fotocopias

Por Editorial El Vigía
jueves, 6 de agosto de 2020 · 00:00

Una de las grandes consecuencias del Covid-19 es el uso de la tecnología, las comunicaciones electrónicas y las redes sociales, no sabemos si para bien o para mal, pero que en el corto plazo resuelve el problema de no interrumpir el inicio de clases para este ciclo escolar en todos los niveles educativos.

Los gobiernos y autoridades educativas están buscando la mejor manera de sacarle provecho a las Tecnologías de la Información y la Comunicación (TIC), para transmitir a través de éstas, los contenidos contemplados en los programas educativos desde jardín de niños hasta la preparatoria.

Las universidades públicas y privadas hacen lo propio, pero éstas tienen más experiencia y avances en este modo de enseñanza.

Como siempre, en este país nuestro de cada día, los esfuerzos en materia educativa, en algunos casos, tienen un lamentable enemigo, los profesores y sus sindicatos, las organizaciones que buscan todo, menos educar.

Tristemente el problema se da en los estados con mayor atraso y pobreza del país como Oaxaca, Chiapas, Michoacán, donde la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación (CNTE), no quiere que haya clases virtuales.

Estos señores que posiblemente tienen un título de profesor, pero cuya vocación y responsabilidad social está en duda, una vez conocido el anuncio de la reactivación de clases a través de medios virtuales, se oponen rotundamente y amenazan con imponer su propio sistema: educar a través de entregar copias fotostáticas casa por casa y la radio comunitaria.

Alegan la ruralidad de las comunidades y la carencia de televisión e internet, sin embargo, el gobierno ya tiene propuestas de solución para esos casos o en su defecto, tendrán que hacer una diferenciación muy puntual por parte de las autoridades educativas.

En el fondo los profesores de la CNTE no están pensando en los estudiantes ni en contribuir a que éstos salgan del subdesarrollo en que lamentablemente se encuentran en sus comunidades, donde también están arrinconados por el Covid-19, lo que en realidad temen es que la tecnología los rebase y compruebe que son un lastre para la educación.

Los profesores están en todo su derecho de cuidar su trabajo e ingresos, pero en vez de hacerlo oponiéndose a las políticas públicas tan necesarias para que al mismo tiempo que se protege a los estudiantes y sus familias del coronavirus, les permitan seguir estudiando y preparándose para la vida.

Si tanto les preocupa la educación, porqué en vez de oponerse a un plan que es necesario, se suman a éste y se vuelven extensionistas de los programas educativos mediante una mejor preparación tecnológica y de paso pedagógica, para que aprendan algo más que oponerse a todo.

Ahí les dejamos el llamado.
 

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