AJEDREZ PÚBLICO

Lozoya y el paredón público

Por Alfonso Torres Chávez
sábado, 8 de agosto de 2020 · 00:00

La trama financiera de Emilio Lozoya ha dejado desnudo al gobierno de la república. Lozoya es un símbolo oprobioso del gobierno de Enrique Peña Nieto. La trama financiera de Lozoya envuelve a su madre y a su hermana quienes recibieron depósitos millonarios en sus cuentas bancarias.

En la trama financiera de Lozoya resulta interesante la corrupción. López Obrador desde luego ya lo anotó como un triunfo del gobierno de la república.

Lozoya es un “trofeo” para el gobierno de la república. La trama financiera de Lozoya es interesante porque son miles de millones de pesos que pertenecen a PEMEX, es dinero público y eso es lo que resulta vergonzoso. La vergüenza pública es tal que el presidente dijo que de esa forma acabaremos con la corrupción. El trofeo de la corrupción es el símbolo del sexenio.

Las finanzas de PEMEX son un galimatías. Pero con Lozoya se volvió una trama financiera extremadamente complicada.

La madre y la hermana de Emilio Lozoya son las beneficiarias de los dineros públicos petroleros.

Pero el problema no estriba solamente en eso. Sino en el hecho de que las transferencias financieras de miles de millones de dólares y estamos hablando de sobornos por un promedio de 10 millones de dólares.

El dinero público debería ser asunto de todos. Y no se trata de exhibir a Lozoya como un cordero, sino como un trofeo del gobierno federal.

Es como acabar con la corrupción por decreto. Eso no existe, que gusto que Lozoya sea procesado por corrupción y otros delitos con recursos públicos, pero no se trata hacer un circo público, sino de erradicar las prácticas de corrupción que en este país han sido siempre un problema.

Estamos viviendo una transformación de los procesos políticos del país, y no se trata de crear mártires, sino de darse cuenta que el proceso de persecución contra Lozoya no es un asunto de odios personales.

Es un asunto público que a todos nos debería preocupar.

Lozoya es un símbolo de la corrupción del gobierno de Enrique Peña Nieto, pero más vale corregirlo.

No se trata de venganzas y ni de perseguir fantasmas, se trata de que nadie se quede con un dinero que no le pertenece.

Es dinero público. De todos los mexicanos.
Ya lo dijo alguien: La venganza nunca es buena, mata el alma y la envenena, pero en vez de portarse como un salvador debería colocarse en los remos del país.

alfonsotorr@gmail.com 

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