DESDE EL VIGÍA

BC no es prioridad

Por Editorial El Vigía
jueves, 10 de septiembre de 2020 · 01:22

El gobernador Jaime Bonilla Valdez ha manifestado reiteradamente en las últimas semanas que Baja California no les importa a los altos funcionarios federales que despachan desde el centro del país, porque es una entidad que en el contexto nacional aporta muy pocos votos por su baja densidad poblacional, además de utilizar esta región fronteriza como moneda de cambio en procesos electorales.

Prueba de lo anterior, es que los principales proyectos de infraestructura de la federación para el 2021, no incluyen ninguno importante en nuestro estado.

Todos los recursos públicos los concentran el centro y sureste de la república, donde ciertamente se observan rezagos históricos, pero también es verdad que la franja fronteriza norte de México representa una válvula de escape para el desempleo que se registra en aquellos lares.

El año entrante habrá elecciones, y los candidatos de las distintas fuerzas políticas deberán ser muy creativos y convincentes para establecer compromisos de campaña, porque en el caso de Ensenada llevamos décadas escuchando megaproyectos de papel.

Garantizar un futuro con viabilidad para las actuales y siguientes generaciones de bajacalifornianos, nativos y migrantes, no se resuelve pavimentando cortos tramos de una avenida.

Las grandes inversiones jamás van a llegar de no resolverse a largo plazo el abasto de agua no sólo para consumo humano, sino para el sector productivo.

Tampoco vamos a crecer con una red carretera del siglo pasado, con recintos portuarios chiquitos, sin red ferroviaria ni aeropuerto.

Lo peor, es que la mancha urbana de Ensenada se expande de forma anárquica, sin planeación, y las pequeñas obras que se ejecutan surgen de presiones sociales, porque se carece de visión, voluntad política e inteligencia.

Los valles del municipio de Ensenada, como Guadalupe, Ojos Negros, Maneadero y Santo Tomás, no alcanzan a detonar todo su potencial por carecer de infraestructura y políticas públicas adecuadas.

Y ante la falta de liderazgos representativos, la delincuencia organizada se apodera de la plaza, con su elevada cuota de sangre y dolor.

Resulta paradójico que, siendo la sede de importantes centros de investigación y universidades, Ensenada todavía no defina sus vocaciones económicas con claridad, porque ni es un puerto pesquero, no explota sus posibilidades turísticas y gastronómicas, es limitada su agroindustria y tampoco es un distrito científico.

Urge conformar un frente común, similar al que se generó cuando pretendían excluir a Ensenada de los beneficios fiscales, para demandar con energía el trato fiscal y jurídico que requiere esta tierra de migrantes. ¿Ya es hora no?
 

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