EL SOPOR DEL BUITRE

Lambiscones, ignorantes e ilegales

Por Gerardo Sánchez García*
viernes, 11 de septiembre de 2020 · 00:00

¿Tiene límites la lambisconería humana? No, los lambiscones los hay de diferentes grados, calidades y cualidades. Los hay discretos, los evidentes y los que llegan al nivel de piso, los arrastrados.

Tal vez a uno de estos últimos fue al que se le ocurrió poner letreros con el nombre del alcalde Armando Ayala Robles en las obras de pavimentación que está realizando el gobierno municipal. En el suelo, exactamente donde suelen desenvolverse: a los pies del gobernante.

De otra manera no se entiende que desconozcan que el poner el nombre del presidente municipal -o de cualquier otro funcionario- a una obra pública no sólo es vil lambisconería, también es ilegal.

Lo marca claramente el Artículo 134 de nuestra Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos desde hace muchos años.

Esto señala dicho artículo: “La propaganda, bajo cualquier modalidad de comunicación social, que difundan como tales, los poderes públicos, los órganos autónomos, las dependencias y entidades de la administración pública y cualquier otro ente de los tres órdenes de gobierno, deberá tener carácter institucional y fines informativos, educativos o de orientación social. En ningún caso esta propaganda incluirá nombres, imágenes, voces o símbolos que impliquen promoción personalizada de cualquier servidor público”.

Los propósitos de este artículo constitucional son evitar que el gobernante se ande adornando o promocionando con acciones que se hicieron con recursos del pueblo noble y sabio.

El segundo es evitar el culto a la personalidad, la promoción personal y el desequilibrio político de quien se publicita con dinero ajeno.

Desafortunadamente nuestras leyes son imperfectas -así lo dicen los abogados, en términos procaces puede definirse que v.p.v-, pues se señala el delito más no el castigo.

¿Se sancionará a estos lame-hueos? Lo más seguro es que no. Por eso el único consuelo y castigo ciudadano es el escarnio público, el cual -desfortunadamente-serviría si tales lambiscones tuvieran vergüenza, la cual es difícil de encontrar a nivel del piso.

Ley chatarra
En el Congreso del Estado se presentaron esta semana dos iniciativas en torno a lo que se conoce como Leyes Chatarra, es decir aquellas que pretenden cambiar los hábitos nutricionales y de vida para combatir la obesidad, la diabetes e hipertensión que tanto daño causa entre la población mexicana.

Los diputados Julio Vázquez Castillo y Montserrat Caballero presentaron por parte de las fracciones parlamentarias del PT el primero, Morena la segunda, sus respectivas iniciativas que ojalá sean sometidas a la revisión y discusión pública.

Pocos mexicanos se podrían oponer a los objetivos de estas propuestas. Sin embargo, dónde empiezan las discrepancias es en los cómos.

Prohibir y reglamentar sin que las leyes puedan aplicarse y se conviertan en algo imaginario y utópico no tiene sentido. No se pueden cambiar los hábitos de vida y cultura alimenticia por decreto, ni tampoco ir en contra del sentido común.

Un ejemplo: Vázquez Castillo propone: “Realizar las acciones de vigilancia efectiva para impedir la venta, regalo y suministro a niñas y niños menores de 12 años, en establecimientos fijos, semi-fijos o ambulantes ubicados en un radio de doscientos metros de las instituciones educativas públicas y privadas”.

¿A 205 metros de la escuela sí se podrá comprar o vender chatarra a los menores?

En el caso de la iniciativa de Caballero aborda el tema con propuestas más institucionales y más genéricas hablando de la creación de organismos y servicios médicos que son deseables, pero poco realizables.

Reitero, el tema es esencial y crucial para el país y para Baja California que ocupa uno de los primeros lugares nacionales en obesidad y sobrepeso y con ello todos los males que ello provoca.

Hacer leyes autoritarias, verticales e inservibles sirve solamente para las fotos y los informes legislativos, no para mejorar las condiciones sociales.

VECINOS RUIDOSOS
Generalmente las quejas contra los vecinos ruidosos son porque no dejan dormir tranquilamente por las noches. Hoy, sin embargo, surge un nuevo tema: los vecinos(as) ruidosos(as) que no dejan estudiar a quienes han convertido sus viviendas en salones de clase.

Un tema que de tan común y cotidiano se vuelve mucho muy difícil y complejo de atender y resolver.

FRASES

Si el que te critica es pendejo(a), no cuenta

(Yomero Mero)

*El columnista es periodista y atlantista

elsopordelbuitre@hotmail.com

 

 

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