LA BUFADORA

BUFADORA

Por El Mosquito
sábado, 12 de septiembre de 2020 · 00:00

Este domingo los dos grupos que se disputan el control en Baja California del Movimiento de Regeneración Nacional (Morena), sesionarán en Tijuana y Mexicali, pero la única asamblea que tendrá validez será aquella que logre convocar al mayor número de consejeros estatales de dicha fuerza política.

 De entrada y como se ven las cosas, el que aparentemente lleva las de ganar es el bloque que encabeza el gobernador Jaime Bonilla Valdez, por ser fundador de Morena y jefe político en la entidad, aunque sus detractores no lo admitan.

Así que los contrarios a la corriente bonillista del que su alfil más visible es Rafael Leyva Pérez, tendrían prácticamente contra la pared a sus opositores liderados por Ismael Burgueño.

Peeero, como en Morena todo puede suceder, lo más recomendable es no aventurar resultados.

 El problema entre los morenistas originales y endosados, es que muy temprano se enfermaron de lo mismo que aniquiló al PAN cuando pasó de ser oposición al gobierno, porque no saben administrar todo el poder que le otorgaron los ciudadanos a través de las urnas.

Así que, teniendo la mesa puesta para ganar otra vez de forma aplastante, los “vinotinto” parecen dispuestos a destrozarse, aunque públicamente digan que jamás se harán daño.

Sin embargo, lo que suceda este domingo 13 de septiembre será el primer capítulo, porque a finales de mes, por órdenes de los tribunales, el Instituto Nacional Electoral (INE), será el encargado de realizar la encuesta que determine quién será su nuevo dirigente nacional.

Por tanto, ambos eventos son de suma trascendencia, porque los vencedores designarán a los candidatos (as) que contenderán en el 2021 para cargos locales y federales.

Lo que surja de estas dos situaciones también servirá para medir si el actual presidente de la república, Andrés Manuel López Obrador, todavía mantiene su autoridad moral al interior de Morena para que las cosas no se salgan de control.

Amigos e intereses
Hoy más que nunca cobra vigencia ese viejo adagio que afirma que en política no hay amigos sino intereses; y eso lo saben muy bien muchos ex presidentes, ex gobernadores y ex alcaldes.

En lo que toca a Baja California, por increíble que parezca, los ex mandatarios panistas José Guadalupe Osuna Millán y Francisco Vega de Lamadrid, sobre quienes pesan señalamientos por supuestas ilegalidades cometidas en sus respectivas administraciones, se encuentran solos, tristes y abandonados, porque los dirigentes de su partido, principales colaboradores durante su gestión y aliados políticos que se beneficiaron en sus años de auge, ahora guardan silencio, los niegan, incluso se deslindan.

 Ciertamente cada quien debe asumir las consecuencias de sus actos, pero Osuna Millán y Kiko Vega no gobernaron solitos, pero está claro que las palabras lealtad y agradecimiento se desvanecen al salir del cargo.

En esa misma tesitura y con el mismo espejo tal vez deban verse los gobernantes en turno, porque independientemente de la moralidad y nivel de desempeño de cada quién, –y que este mosco no está para juzgar, sino para chismear- y quienes ahora festinan los linchamientos públicos, mañana serán los mismos que, como San Pedro, negarán tres veces a su señor, “antes de que el gallo cante”, no obstante haber afirmado: “‘aunque tuviera que morir contigo no te negaré’.

Doña Chayo
Pues resulta que a Doña Rosarito Piedra Ibarra su apellido le pegó como bumerang por su pésimo manejo de la crisis que su indolencia e ineficiencia le ocasionó en la Comisión Nacional de Derechos Humanos (CNDH) que, por encargo de la 4T, preside desde el 16 de noviembre de 2019 que fue designada contra viento y marea por el Senado de la República.

 La falta de seguimiento puntual, acompañamiento a las víctimas de violación y violencia de género provocaron que integrantes del Movimiento Nacional de Víctimas Ni Una Menos y de colectivos feministas, tomaran las instalaciones en demanda de justicia el 4 de septiembre pasado.

En su comparecencia ente el Senado, a pesar del cobijo de la bancada morenista, la señora Piedra habló más de bisteces que de soluciones a las demandas de las víctimas de violaciones a sus derechos humanos ni de cómo regresarle a esa institución la poca respetabilidad que le quedaba al cumplir 10 meses en el cargo sin emitir recomendaciones notables.

La “recomendación” más conocidas es la que sospechosamente coincide con la campaña para descarrilar el proyecto la compañía cervecera Constellation Brands.

En su comparecencia ante los “padres de la patria” la señora Piedra no pudo evitar los fuertes cuestionamientos de Xóchitl Gálvez, Gina Cruz y Juan Zepeda (PAN); Miguel Mancera y Emilio Álvarez Icaza (PRD), quienes la fustigaron duramente por su desempeño al frente de la CNDH.

Era de esperarse que la mayor parte de la crítica viniera de los partidos de oposición, pero Ricardo Monreal y su bancada de Morena no la dejaron sola y han estado contribuyendo para sacarla del lío en que ellos mismos la metieron.

Por cierto, que la ombudsperson ha tenido también la solidaridad del presidente Andrés Manuel López Obrador que ayer en la mañanera le dio el espaldarazo.

Por su parte la secretaria de gobernación Olga Sánchez Cordero pasando por alto la “autonomía” de la CNDH le hizo la tarea a Doña Rosarito al invitar a una representación de las manifestantes a dialogar a sus oficinas y recibir un pliego petitorio –en nombre de la CNDH- que fue aceptado en su totalidad por Rosario Piedra Ibarra con tal de que le desalojen la oficina, no sea que se le echen a perder los bisteces.
 

 

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