LA TURICATA

From London with love

Por José Carrillo Cedillo
lunes, 14 de septiembre de 2020 · 00:00

Queridísimo diario:

Estoy que reviento de felicidad, no recuerdo haber sido tan feliz, salvo cuando llegué al palacio de gobierno con mi ex; donde sabía yo que estaba la marmaja; bueno, no te había escrito a ti que eres testigo de mi vida desde que era una mocosa, vendiendo chicles allá en Mocambo; la razón es que he andado como chícharo en bandeja de allá para acá por muchas zonas de la ciudad.

Londres no es una ciudad atractiva al primer vistazo; no es como París por ejemplo, pero una vez que uno la visita, no como turista ocasional, sino como residente, cómo cambian las cosas y cómo mi Edward ha afianzado nuestra relación, después de varios cañonazos de miles de libras a su mamita, terminó por aceptar a la mexicana desagradable y al fin, coincidiendo de mi separación definitiva con mi ex, ya no nos andamos escondiendo.

En fin, la otra tarde tomando el té de las cinco en casa, le comenté que cuando leí a CHAKESPEARE, me enamoré y al otro día me dio la sorpresa de invitarme al Shakespeare Theater a ver LA FIERESILLA DOMADA y fue increíble, soñado.

Cuando les cuente a mis amigas de Veracruz, seguro me van a envidiar y más si les cuento que saliendo del teatro caminamos por la ribera del Támesis y nos deteníamos en cada pub que nos salía al paso y claro, me vine dando cuenta al otro día que desperté en un hotel como a las once de la mañana y apenada le dije a mi Edward que era ya muy tarde para desayunar por mi culpa.

Me dijo que no me preocupara y me llevó a un lugar donde sirven desayunos hasta esa hora: el BOROUGH MARKET, y estuvo riquísimo, pero al terminar me dijo que tenía una deuda con él de la noche anterior y que íbamos a regresar al hotel… entendí y qué le puedo negar, en fin una vez saldada a plenitud mi deuda, salimos rumbo al WEST END el barrio de los teatros y debo confesar que me gustó más que el BROADWAY de Nueva York, la vez en que fui con mi ex gordo (no puedo dejar de pensar en cómo estará en esa fría cárcel).

Y saliendo del teatro, le pedí a mi Edward que regresáramos a caminar otra vez por la ribera del río y aceptó y pude ver mejor lo que no vi la noche anterior: músicos de tramo en tramo, desde clásicos, hasta jazz y reggae, y aquí me puse a bailar sola, ganándome los aplausos del numeroso público de jóvenes parejas y desde luego de mi Edward, que estaba radiante de orgullo.

Regresamos al hotel esta vez en mi juicio, y mi Edward me dijo que era más simpática borracha; en fin, al otro día caminamos hasta TRAFALGAR SQUARE y vi la fuente de agua tan cristalina y varias parejas de jóvenes chacoteando completamente desnudos que se me antojo y en un dos por tres me desnudé e ingresé también al agua. A Edward le pareció muy divertido y no pude más que recordar que mi ex, me hubiera puesto como lazo de cochino (qué diferencia).

Como ves querido diario, me cuesta trabajo pensar que si el juez inglés decide extraditarme extrañaré esta vida de abundancia que tanto soñé desde niñita, vendedora de chicles. Y todo por los pinches enemigos de mi ex que no acaban de aceptar que el dinero que me dio mi ex gordo, es en pago de  cuidar a tanto pinche escuincle que ni de mi familia eran. Y siguen insistiendo que yo los maté… que sea menos.

No merezco la cárcel si me regresan a México. (Y no les voy a regresar nada).

Kari

jcarrillocedillo@hotmail.com

 

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