BARÓMETRO POLÍTICO

El bucle político de México

Por Susana Silva Gallardo*
martes, 15 de septiembre de 2020 · 00:00

Los últimos meses, a la par con la cuarentena que se instaló en el país, pareciera que México se adentró en un extraño túnel donde el tiempo no corre. Si los días y con ello sus horas parecían iguales unas de las otras, lo mismo se puede decir entonces del gobierno de López Obrador, que durante los últimos meses no ha brindado cambios significativos a la situación del país. Las mañaneras aún corren, aunque no parecen aportar ya información relevante, la situación de salud con el Covid-19 se mantiene con Estados que brincan de ida y venida en el semáforo epidemiológico, la rifa del avión se sigue publicitando.

Lo que sí ha cambiado, como ya se ha tratado antes, ha sido el tema social. La inconformidad con la que se recibe el actuar de la administración provoca ya un sentimiento de animadversión entre algunos sectores que antes habían creído en el cambio de la mano de la autodenominada “izquierda” de México. Dos eventos en las últimas semanas destacan este hecho: el conflicto de los agricultores en Chihuahua y la toma de Comisiones Nacionales de Derechos Humanos en varios puntos del país.

La respuesta del gobierno ante estos conflictos incipientes, sin duda, deja mucho que desear. En ambos casos, el uso de la violencia ha estado presente e incluso la fuerza utilizada ha sido desmedida. Mientras que, en el conflicto por el agua en Chihuahua, los pobladores y agricultores se han encontrado con una Guardia Nacional violenta, de la mano del uso de gas lacrimógeno y balas de goma, así como un saldo de dos personas muertas, una pareja que fue presuntamente asesinada por elementos de la misma Guardia Nacional.

Por otro lado, la represión de mujeres que tomaron las instalaciones de la CNDH en Ecatepec fue violenta y, además de golpearlas y gasearlas con extinguidores, nuevamente se realizaron levantones por parte de las autoridades, que subieron a las manifestantes a camionetas sin identificación, como ya ha sido el caso en otros estados anteriormente, el más reciente en Guanajuato.

Ante estos hechos, es difícil obviar el cómo la administración de López Obrador se mueve lentamente a un modus operandi similar al de sus antecesores, donde el uso desmedido de la violencia y la fuerza es herramienta para la represión de los movimientos y las luchas sociales. Peor aún es la respuesta emanada desde las instituciones e incluso desde el mismo presidente, quienes se han limitado a emitir comunicados sin acciones concretas que lleven a la resolución del conflicto o bien, mencionar de pasada el acontecimiento en las mañaneras, acompañado de un comentario jocoso que le quite seriedad al asunto.

De seguir esta situación, probablemente la respuesta de la contraparte, es decir de los que exigen que se les escuche y a los que, evidentemente, se les sigue ignorando, sea igual o más violenta, lo que llevaría a un escalamiento de los conflictos. Es por ello que, en este bucle en el que se desenvuelve la política mexicana, podemos notar que la actual administración va en retroceso y por lo pronto, el revirar hacia el avance se vislumbra muy lejos.

*Lic. en Relaciones Internacionales del TEC de MTY campus Guadalajara

susanasilvag96@hotmail.com

 

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