DESDE EL VIGÍA

¡Segunda llamada!

Por Editorial El Vigía
sábado, 19 de septiembre de 2020 · 00:23

Ya se aproxima la temporada de lluvia y a pesar de los llamados a las autoridades de la Comisión Nacional del Agua, nada han hecho para limpiar los cauces y márgenes de los arroyos que cruzan la ciudad en distintos puntos.

Los arroyos Ensenada, El Gallo, El Campillo y sus afluentes presentan una situación crítica por la cantidad de azolves, basura y vegetación que durante años se ha acumulado por la falta de mantenimiento por parte de la autoridad responsable.

Son millones de metros cúbicos de materiales orgánicos e inorgánicos, que, en caso de que se presenten lluvias torrenciales, amenazan la seguridad no solamente de quienes viven clandestinamente en sus cauces, sino de toda la población que tiene sus viviendas en los márgenes ya sea de legal o ilegalmente.

Sin ser de su competencia, aunque si de su incumbencia por la presencia de asentamientos irregulares a lo largo de los márgenes, el ayuntamiento a través de la Dirección de Protección Civil, se ha dado a la tarea de notificar a los residentes de los riesgos y de que deben de buscar otro lugar para vivir.

Sin embargo, la Comisión Nacional del Agua, dependencia del Gobierno Federal y autoridad responsable de llevar a cabo las labores de limpieza, brilla por su ausencia.

Ésta misma dependencia y su titular en el estado, es la que tiene la competencia legal para realizar los desalojos de las personas en riesgo, pero ha hecho caso omiso de su responsabilidad y con ello deja abierta la puerta a una tragedia.

Tal vez, como en el Río Tijuana de la vecina ciudad y del Río Nuevo en Mexicali, la Conagua esté esperanzada de que el Gobierno del Estado venga a Ensenada a desazolvar los arroyos y que el municipio de haga cargo de salvaguardar la vida de las personas en caso de una eventual avenida que desborde los arroyos y desparrame sobre sus márgenes y todo lo que se mueva ahí, una avalancha de sedimentos, vegetación y basura.

¡Cuidado!, eso puede suceder, todo depende de la intensidad de las lluvias y de los caprichos del cambio climático; tal vez eso no lo podamos prever ahora, pero lo que sí se puede y se debe hacer, es tomar todas las medidas preventivas y las precauciones para evitar un problema y afectaciones a las personas y asentamientos en esas zonas de la ciudad.

No vaya ser que después de ahogado el niño, quieran tapar el pozo.
 

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