BARÓMETRO POLÍTICO

El método ruso

Por Susana Silva Gallardo*
martes, 22 de septiembre de 2020 · 00:00

Los embates políticos son sucesos que estamos acostumbrados a ver. De este lado del Atlántico, Estados Unidos se ha posicionado como el principal referente cuando se trata de rivalidad y competencia política, presente más que nada durante las carreras presidenciales, últimamente durante las cuales hemos visto todo tipo de tácticas y métodos para desestimar a la oposición. Del mismo modo, México ha seguido esta línea de enfrentamiento en los últimos años, donde el juego político se convierte en un tablero de ida y vuelta con ataques desde y contra la oposición, con el fin de legitimar su propia perspectiva y narrativa.

Más allá del Atlántico y el Pacífico, Rusia parece haber permanecido intacto al paso del tiempo. Así como su líder ha permanecido virtualmente en el cargo desde el 2000, exceptuando el período de 2008 a 2012 donde fungió como Primer Ministro, aunque no cabe duda de que continuaba siendo el mandamás, Rusia se apega a la tradición en todas las cuestiones. Sin duda, el trato hacia la oposición no es la excepción, pues el método ruso parece continuar siendo parecido al de la Guerra Fría, colmada de historias de espías y asesinos a sueldo.

El caso del líder de oposición, Alekséi Navalny es la prueba más reciente. Por años, ha denunciado las corruptelas que persisten dentro del gran engranaje político ruso y ha sido acérrimo crítico de Putin, lo que le ha valido una serie de detenciones y ataques a lo largo de su vida. El último de ellos, envenenamiento por Novichok, un agente químico nervioso que es difícil de detectar y que le valió un coma inducido en un hospital alemán desde donde se recupera desde el 20 de agosto de este año.

Aún con ello, el historial ruso de ataques contra disidentes y opositores es por demás amplio. Otro caso similar fue el del ex integrante de la KGB, Aleksandr Litvinenko, quien había sido declarado traidor por el gobierno ruso y posteriormente murió por envenenamiento con polonio radioactivo. De igual manera, Sergei Skripal, exespía de la inteligencia militar rusa, y su hija Yulia, al igual que Navalny, sobrevivieron a un intento de envenenamiento con Novichok mientras se encontraban en suelo inglés y ante lo cual, el Kremlin negó cualquier implicación.

Los casos son muchos, la mayoría de ellos siguen sin esclarecerse por el simple hecho de que sus víctimas no sobrevivieron o por la renuencia del gobierno ruso de siquiera iniciar investigaciones sobre los casos. Aún así, el caso de Navalny y la frecuencia de los ataques contra su persona hace no más que exponer la desesperación del gobierno ruso por deshacerse de él. Lo que entonces nos incentiva a reflexionar y dar una mirada más profunda al estado del gobierno y hasta qué punto se puede hablar de un descarrilamiento en el poder que Putin ejerce. Mientras tanto, su mandato continuará hasta 2024, lo que de por sí ya genera presiones no solo desde la oposición al interior del país, sino también en lo internacional, pues la base del poder ruso se ha fundamentado básicamente en la violación y vejación de libertades civiles y Derechos Humanos.

*Lic. en Relaciones Internacionales por el TEC de MTY campus Guadalajara

susanasilvag96@hotmail.com

 

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