Las cartas de Trump

Querido Andrés Manuel:

Si algo me duele de dejar la Casa Blanca, es ya no poder compartir contigo nuestra visión del poder, de la presidencia y de lo importantes que somos para nuestros pueblos.

Ni Melania me entiende como tú lo haces. Y ninguno de mis hijos me obedece como tú lo haces. Sé que hay una filósofa mexicana muy famosa que dice: “Te pareces tanto a mí”. Y, sí, en efecto, estoy convencido de que tú y yo nos parecemos mucho. Si no fuera porque yo soy güero, alto, sano, elegante, apuesto, millonario y muy humilde, y tú eres tú, diría que somos hermanos gemelos que fueron separados al nacer.

Ahí te dejo el muro, espero que te guste cómo se ve desde el lado mexicano. Gracias por pagarlo. Pocos amigos como tú en esta vida.

En Washington me dijeron que me vaya a “La Chingada”, así que mándame la dirección de tu rancho en Palenque para que te caiga en Semana Santa. Prometo no llevar cubrebocas.

Por lo que se refiere al viejito Biden, prométeme que no lo vas a pelar, que no lo vas a felicitar y que jamás lo vas a invitar a México. Recuerda que tu corazón nos pertenece por partes iguales a Lord Molécula y a mí.

Bueno, amigou Andy, me tengo que despedir porque es la última vez que me subo al helicóptero de a gratis.

Hasta la vista, baby!

Tu amigo Donald.

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Biden:
Tú sabes bien que yo gané, pero ya me voy. La clave del wifi de la Casa Blanca es:

TRUMPapitoChulo2021.
Disculpa que no te haya dado un tour por el lugar, como me lo dio a mí Obama, pero la verdad es que me pierdo. Además, en serio, reconócelo: tú sabes que yo gané las elecciones. Sólo era cosa de que borrara unos votos por Georgia y otros por Pennsylvania, y ya con eso hoy estaríamos todos felices: tú cuidando a tus nietos y cuidando no romperte la cadera; y yo comiendo hamburguesas dobles con queso en la Oficina Oval.

Pero no, te pusiste necio y ahora tendrás que hacerte cargo del país durante 4 años. Te pido por favor que no toques nada, ni muevas nada, porque pienso regresar en 4 años. Por favorcito no le abras la puerta a los musulmanes, ni a los mexicanos. Tampoco se te ocurra prohibir las armas o legalizar los matrimonios entre gays.

Ya lo dice La Biblia: a Dios lo que es de Dios y a todos lo demás su rifle de asalto. La verdad, Joe, es que te compadezco, porque ser presidente después de mí debe ser muy frustrante porque soy el mejor presidente de la historia, el más guapo, el más inteligente, el que volvió a Estados Unidos Great Again, ¡ah!, y el que tiene la popularidad más alta de la historia. Es como andar con la ex de Gabriel Soto: no la vas a llenar.

Por cierto, para que veas que no hay hard feeelings, te dejo a mis hijos Don y Eric, a Ivanka sí me la llevo.

Si un día suena el teléfono y habla un tal Putin, dile que ya no trabajo ahí, que no sabes a dónde me fui y que no dejé teléfono, dirección ni nada.

Me gustaría decirte que te deseo lo mejor, pero la verdad es que no. Tú sabes que yo gané.

Sinceramente, Donald Trump.

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Y por último, la carta de Melania a Trump:

Donny:

¡Libre soy!

¡Libre soy!

¡Libre soy!
No me llames y si me llamas y no te contesto, dejas recado.

Melania.