DESDE EL VIGÍA

Reto pesquero

Por Editorial El Vigía
lunes, 25 de enero de 2021 · 00:00

La pesca, icónica de Baja California, además de ser una de las actividades económicas más desafiantes por el esfuerzo físico que deben realizar quienes de ella viven, es hoy una de las que enfrentan mayores retos para su sustentabilidad y desarrollo.

Mientras los pescadores del Golfo de California, llamado para bien o para mal “el acuario de mundo” por Jacques-Yves Cousteau, enfrentan serias restricciones por políticas conservacionistas, los del Océano Pacífico subsisten sólo gracias a su experiencia y a algunos apoyos.

En el estado de pandemia que vive el mundo, los pescadores de Baja California han tenido que navegar contra viento y marea para subsistir, con todo y que se trata de una actividad esencial, igual que la acuacultura.

Debe hacerse notar que, a diferencia de otros sectores, el esfuerzo de los pescadores ha estado al margen de protestas o manifestaciones de inconformidad contra el Gobierno Federal.

Una buena noticia, es que los precios de las especies de alto valor comercial, como la langosta, están en niveles históricos, alcanzando los 90 dólares, con una producción aceptable, de acuerdo con reportes de permisionarios que dan sustento a cientos de familias.

Esto contrasta con el sorpresivo cierre de los mercados asiáticos, hace poco más de un año, cuando el nuevo coronavirus exigió medidas comerciales que golpearon a todos los sectores, el de la pesca entre los más afectados.

En todo caso, las condiciones de los pescadores, en especial de quienes engrosan las membresías mayoritarias del sector social, no son halagüeñas, no sólo por la difícil situación del mercado, sino también por la falta de políticas federales que respondan a las necesidades del conglomerado.

Muy particularmente, la situación de los pescadores del Golfo de California es la que más exige la intervención de las autoridades, quienes debieron haber definido desde hace años, si no es que sexenios, la compleja problemática que ha provocado el deterioro en la vida de los pescadores.

San Felipe y sus alrededores, en especial, nada en un caldo de cultivo producto de esa condición de la actividad pesquera, en la que han permeado sin duda células delictivas, pero que también se ha visto empujada a subsistir con alternativas desesperadas por parte de quienes no tienen otra opción que el mar.

Así, entre la presión de organizaciones ambientalistas, las necesidades de un mercado más demandante y selectivo, la expansión del crimen organizado y la falta de una presencia contundente de las autoridades del nuevo Gobierno de México, los pescadores del Mar de Cortés están a merced de la desesperanza.

Por eso no deberían causar sorpresa las manifestaciones y los enfrentamientos entre autoridades y organizaciones no gubernamentales con pescadores que, a fuerza de ser sinceros, tienen pocas opciones para realizar su actividad dentro de la norma.

Ciertamente, lo que ahora se vive es consecuencia de las malas decisiones del pasado, pero el saneamiento del problema tiene que comenzar a atenderse por derecho y por justicia de comunidades que, insistimos, no tienen otra frontera que el mar.
 

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