El virus presidencial

Lo sorprendente no es que AMLO se haya contagiado de coronavirus, sino que no lo haya hecho antes. Y es que el presidente hizo todo lo que las propias autoridades recomiendan que no se debe hacer: no usaba cubrebocas, no guardaba la sana distancia, seguía asistiendo a mítines y confiaba más en sus estampitas de protección que en las recomendaciones médicas.

Una de las cosas que más sorprenden del virus presidencial, es la cantidad de gente que nomás no le cree. Unos dicen que es un truco para causar lástima, otros dicen que es una estrategia para después mostrarse triunfador ante el virus; unos más aseguran que el mandatario quería esconderse estos días porque algo grave está por saberse. ¿Yo le creo? Por supuesto que sí. Conociendo al AMLO, algo grave tiene que estarle pasando, para que su ego le permita mostrarse enfermo y vulnerable.

Además, ¿qué clase de loco inventaría estar enfermo de Covid-19? ¿Qué necesidad tendría de hacerlo? ¡Ninguna! Si algo ha demostrado López Obrador es que no le importan ni la verdad ni la legalidad, por lo que no veo razón alguna para que tuviera que esconderse detrás de una falsa enfermedad.

Lo triste de todo el asunto es que el presidente está tan acostumbrado a mentir y a polarizar que hoy, en lugar de recibir un apoyo generalizado, recibe buenos deseos sólo de sus seguidores, pero del resto de la gente recibe unos deseos terribles. No había visto a alguien desearle tanto mal desde que me divorcié de mi ex.

Don Putin
Hablando de presidentes mentirosos, no me imagino el diálogo que sostuvieron AMLO y Vladimir Putin. Debe haber sido una especie de batalla por ver cuál de los dos tiene el micro pene más grande.

-Señor Putin, soy López Obrador y soy el presidente más querido del mundo.

-Andreimanuelovich, soy Vladimir Putin y soy el presidente más temido del mundo.

-Pues yo sé barrer las escaleras de arriba hacia abajo.

-Yo aspiro la casa sin conectar la aspiradora.
-En México ordené que todos los viejitos reciban una pensión cada mes.

-En Rusia ordené que ya no haya viejitos: todos recibirán un tratamiento experimental para volver a ser jóvenes.

-Pues yo acabé con el Prian y sólo me tardé 18 años en llegar a la presidencia.

-Yo he sido presidente durante 18 años.

-¡Qué envidia!

-Lo sé, camarada.

Selfie con el muerto
A lo mejor es porque soy feo, pero no entiendo a la gente que le encanta tomarse selfies. ¿Para qué se toman tantas fotos? ¿Qué esperan encontrar? ¿Creen que por más fotos se tomen se van a ver más guapos o menos feos? La pregunta viene al caso porque hace unos días, una actriz de nombre Bella (¡válgame!) subió a las redes un par de selfies. ¡junto al féretro de su marido!

Resulta que la mujer de 37 años estaba casada con el productor de telenovelas José Ángel García, padre del conocido actor Gael García Bernal. El señor tristemente falleció hace unos días y, pues, evidentemente, hubo muchos mensajes lamentando su muerte.

¿Y qué hizo la viuda? Se tomó fotos junto al muerto, dentro de su caja, y las subió a las redes sociales. ¿Qué le pasa? ¿Qué tiene en la cabeza? Según ella, esa fue la voluntad de su marido. ¿Te imaginas ese supuesto diálogo?

-Mi amor, cuando me muera, por favor te encargo que me muestres frío y tieso a todo el mundo.

-Sí, mi vida, no te preocupes, yo me encargo de que la gente vea que realmente estás muerto dentro de tu cajita.