El vecino entre las sombras

En un mundo tan globalizado como en el que habitamos actualmente, las noticias vuelan de aquí allá en segundos, lo que hace difícil que algunos sucesos no salgan a la luz.

Desde problemas económicos como la inflación o la devaluación de una moneda; pasando por los sociales más frecuentemente incluyen la movilización por injusticias y los derechos de ciertas minorías; finalmente, hasta las más grandes problemáticas en torno a lo político como golpes de Estado o la muerte de un mandatario.

En el 2021, difícilmente hay sucesos que puedan pasar desapercibidos para el ojo público alrededor del mundo.

Esto en gran parte ha sido el caso para Corea del Norte, uno de los países más herméticos desde su creación en 1948, a raíz del inicio de la contienda entre la Unión Soviética y Estados Unidos que después conoceríamos como la Guerra Fría.

La historia de intervencionismo y el recelo hacia las potencias extranjeras podrían explicar entonces las políticas de aislamiento y “autosuficiencia” que emprendió el Partido de los Trabajadores de Corea, el único que lidera en Corea del Norte desde la subida al poder de quien iniciaría la dinastía de los Kim, Kim Il-Sung.

Uno de los recursos de política exterior que la familia Kim se ha esforzado por manipular, ha sido el de la imagen que se percibe de su país en el exterior. En gran parte, el mismo aparato de Estado se ha encargado de construir una narrativa de la vida norcoreana modelo que destaca el culto a la personalidad y las ventajas de vivir bajo el régimen de los Kim.

Pero si bien aún quedan bajo las sombras muchos de los aspectos en cuestión de política, economía y lo social en este país, esta narrativa se ha podido desmantelar de a poco gracias a la información que proviene principalmente de personas que han desertado su lugar de origen.

Tortura, ejecuciones, hambruna y castigos intergeneracionales son solo algunos de los ejemplos de lo que se trata de dejar fuera de la narrativa del Estado. No por ello es de sorprender que el país sea visto como un enemigo de los “valores internacionales” de democracia y respeto a los Derechos Humanos, lo que le ha valido críticas, acérrimas sobretodo por parte de Estados Unidos.

Por ello, es de sorprender que recientemente Kim Jong-un declarara ante una asamblea de funcionarios del Partido que era imprescindible la unión para mejorar la calidad de vida de los habitantes, una situación que se ha visto agravada por las sanciones económicas, la crisis de COVID-19 y algunos desastres naturales que se han reportado al interior del país. Esto coincide con la celebración del 76 aniversario del Partido, el cual extrañamente no se conmemoró con los desfiles militares comunes. Algo que podría indicar, tal vez, la emergencia de la situación al interior del país.

Ante esta situación, cabría reflexionar si existirá un cambio en la postura del líder Kim Jong-un, ya que recientemente abrió nuevamente las líneas de comunicación con su vecino del sur. En todo caso, por más que Estados Unidos quiera acaparar el rol de mediador entre Corea del Norte y el mundo, hoy por hoy, parecen más alejados que nunca.

*Lic. en Relaciones Internacionales por el TEC de MTY campus Guadalajara

susanasilvag96@hotmail.com