CONVERSEMOS
Cuando los intereses mecen la cuna…
Por: Ricardo Harte*Se ha vivido en los últimos días un verdadero “tsunami” comunicacional a raíz de los acontecimientos en torno a un concierto, que provocó confrontaciones, discusiones, manifiestos, entrevistas, notas periodísticas, exabruptos en las redes y demás “danzones” del escenario de las noticias y de los opinólogos.
La Torre de Babel fue, una vez más, una muestra de lo que puede suceder cuando no hay voluntad de escuchar.
En el “coliseo mediático” se enfrentaron técnicos y rudos.
Los técnicos expusieron razones, datos y estrategias que defendían el concepto de que una región conocida como Valle de Guadalupe debe ser atendida en su vocación agrícola original y que, para ello, basta que se respeten las regulaciones existentes.
Los rudos atacaron planteando que ya se habían hecho ese tipo de actividades en el valle y que ellos sólo estaban generando fuentes trabajo, aportaciones a la cultura y que todo este susodicho evento estaba cumpliendo con todas las regulaciones habidas y por haber.
El árbitro local no logró dilucidar el entredicho y tuvieron que intervenir árbitros de las ligas mayores, que resolvieron clausurar el evento, el lugar, el aire que circulaba y cualquier otra cosa que estuviera cerca del predio en cuestión.
El evento se realizó en otro lugar y, aparentemente, las aguas regresaron a sus cauces.
Pues hete aquí que todo indica que lo único que estamos viviendo ahora es la paz del ojo del huracán.
Se escuchan en el horizonte los ruidos de sables, cascos de caballería pesada, el correr rítmico de la infantería.
Se aprestan las fuerzas para una dura batalla.
Los rudos intentarán continuar con sus ambiciosos planes de explotar las tierras, los espacios, el agua del valle y la mano de obra, de la forma más eficaz, eficiente e inexorable.
Para ello recurrirán a todo tipo de acciones, como han hecho en la Rivera Maya, en la Laguna de Bacalar, en Xochimilco y en centenares de lugares que han sido desarrollados bajo la lógica Kleenex: úsese y tírese.
Los rudos de hoy son la punta del iceberg. Debajo de ellos se agrupan los verdaderos rudos que, si las cosas no funcionan, tienen miles de organizaciones en el mundo de Pandora que los protegerán, los encubrirán, los abrigarán con el manto sagrado del anonimato.
En el otro lado del campo de batalla, se organizan los técnicos movilizando a la sociedad que gira en torno al universo del Valle de Guadalupe. Grupos humanos que, durante generaciones, han apostado a la producción del vino y sus derivados. Vivieron largos años de privaciones, de indiferencias y, hoy en día, han logrado poner al vino mexicano en la mesa del vino mundial.
Será dura la batalla y es imprescindible tener buenos árbitros en esta contienda.
Como en todas las guerras, es muy posible que la primera victima sea la verdad.
Los rudos, por ser rudos, harán todo lo posible por crear cortinas de humo, modificar datos, presionar de todas las formas imaginables, encaramados en la lógica de la especulación y de la mayor utilidad, sean cuáles sean las consecuencias.
Los técnicos intentarán clarificar el panorama, argumentar con precisión sus puntos de vista, sumar propuestas, negociaciones, diálogos y expectativas.
Los rudos querrán arrasar. Los técnicos querrán dialogar.
Ubicado este escenario y sus actores en el contexto del planeta, la situación se vuelve aún más compleja y delicada, ya que no hay, en este momento, una referencia que pueda ejercer el papel de mediador eficiente y confiable, un mediador objetivo, maduro, desinteresado y con experiencia.
Los términos de este asunto están planteados. Las fichas del ajedrez están ordenadas y dispuestas. El primer ensayo dio como resultado un aparente éxito de los técnicos, pero ahora le toca mover a los rudos de forma ya comprometida, con la mirada puesta en grandes movimientos hacia el futuro, con enormes apuestas. Los siguientes movimientos demostrarán que este primer concierto fue un ligero ensayo y que la batalla perdida no ha definido, para nada, el resultado de la guerra.
*Arquitecto radicado en México desde hace más de 50 años
ricardoharte@yahoo.com.mx
...