LA VERDAD SEA DICHA

Dos de octubre

En memoria del Dr. Víctor M. Vega Flores, mi amigo desde secundaria Por: Guillermo Hurtado Aviña
miércoles, 6 de octubre de 2021 · 00:00


Han pasado cincuenta y tres años de que tuvo lugar ese acontecimiento político que cubrió de sangre a familias de estudiantes y de soldados, que tuvieron la desgracia de ser partícipes en ese evento.

Durante ese tiempo hemos conocido varias versiones sobre esos hechos.

Los que hablan sobre ello, son aquellos que estuvieron presentes en esa ocasión, pero los que más platican y hacen su alboroto, son los que no estuvieron en ese momento, muchos de los cuales ni siquiera habían nacido.

Ese movimiento que inició en agosto de 1968, por una disputa entre estudiantes de preparatoria, se dio cuando vivía en Cuernavaca, la ciudad de la eterna primavera que, como muchos saben, se encuentra a setenta kilómetros del entonces Distrito Federal, es decir, como de Ensenada a Playas de Rosarito, lo cual me permitió estar más o menos al tanto de esa situación prevaleciente.

El 12 de octubre de ese año se inaugurarían los juegos olímpicos, y se decía que el propósito de ese movimiento, ya con participación del Partido Comunista de México, y de la Juventud Comunista, era hacer un escándalo mundial, aprovechando que se encontraban periodistas de muchos países, lo cual echaría a perder esa olimpiada, y les ayudaría a derrocar al gobierno encabezado por Díaz Ordaz.

El día dos se presentaron los estudiantes y algunos más, y lo mismo hicieron los soldados que estaban bajo el mando del general Luis Cueto, o general Gutiérrez, no recuerdo bien. Un momento después, según se dijo, apareció en el cielo una bengala, a partir de lo cual, como si fuera hubiera sido una señal, empezaron los disparos desde lo alto de unos edificios, disparos que fueron respondidos por los soldados que se encontraban abajo, cerca de la explanada. Otras versiones de esa época, dicen que no está claro donde empezaron los disparos.

Lo cierto es que hubo muchos muertos; hay quienes dicen que fueron trescientos, otros que fueron ciento cincuenta, la verdad es que no se sabe, no se supo, cuantas personas murieron o fueron heridas en esa ocasión.

De lo que no hay duda es que en esa batalla no solo estudiantes murieron o fueron heridos, también murieron cuando menos treinta o cuarenta soldados, siendo el general que los comandaba, el primero que resultó herido.

Cuando el Lic. Luis Echeverría andaba en campaña en Michoacán, pidió a los asistentes a su acto político, guardar un minuto de silencio en recuerdo de los estudiantes fallecidos. Enterado de ello el presidente Díaz Ordaz, le ordenó que también guardara un minuto de silencio por los soldados caídos en esa ocasión.

Como dicen en el pueblo de Felipe Calderón, “haiga sido como haiga sido”, el caso es que este movimiento fue enfrentado por la autoridad de tal manera, que tuvo como resultado la muerte de personas que no tenían porqué morir, me refiero a estudiantes y soldados, ambos mexicanos con derecho a vivir.

El dos de octubre en algunos lugares del país, aquí mismo en Ensenada, se hicieron actos para recordar esa tragedia, pero creo que no solamente se debe recordar ese acontecimiento, sino reflexionar tanto civiles como autoridades, con el fin de que no vuelvan a suceder actos que lastiman a quienes vivimos en este nuestro México lindo y querido. ¿Verdad?
 

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