EL BAÚL DEL BUEN ESCRIBA

¡Bienvenidos al temporal!

Por: Jorge Alberto Meza Peralta
viernes, 8 de octubre de 2021 · 00:20

Respetables lectores: bienvenidos al temporal que es esta columna. Entre vosotros reconozco a dos tipos de lectores: al querido y viejo amigo, que también es interlocutor; y al advenedizo —pues lo será gracias a este medio—, que espero también se convierta en un leyente que con sus interrogantes, como espuelas, haga cabalgar al corcel de mi entendimiento. A partir de hoy, ambos serán mis cómplices y puedo afirmar, como Pedro Salinas, que esta columna es la “voz a ti debida”.

Es necesario añadir algo muy importante: a ustedes, los primeros, debo el estar escribiendo estas líneas. Es por vuestras dudas comunes que decidí buscar este espacio para responder a las preguntas que me hacen en un doble acto de confianza: el de la vieja amistad y el de creer que tengo capacidad para responderos satisfactoriamente. Sobre vosotros, los segundos, permitidme hacer una corrección: de esta línea en adelante, ya no les diré “respetables lectores”.

Y no es que no los considere así: todo lo contrario. Pero detrás del adjetivo “respetables” puede existir un delicado temor y una especie de súplica para que el lector sea generoso con el artificio del ingenio de quien aquí escribe.

Digo esto porque no pido benevolencia sino vuestra atención; pues una vez que se ha saltado la barra espinosa de prevención que algunos incipientes autores tienen antes de su primera columna ya no hay vuelta atrás: el pensamiento sale de su retiro, termina con su mutismo y se dispone a escandalizar y a asustar a las gentes con mucha empatía, bastante progreso e inigualable superioridad moral… pero con pocas luces mentales.

No se extrañen ambos lectores, los primeros y los segundos, cuando muy pronto, al igual que vuestro servidor, se vean motejados como fascistas, homófobos, machistas, colonizados, ultraderechistas, racistas, cisgéneros, etc.: vasta es la lista de adjetivos cuya intención es distinguir y segregar a quien no se ajusta a la normativa vigente.

Así fue en tiempos de la inquisición, así ha sido y así será: no temáis, pues siempre se ha considerado como heterodoxo a aquél que duda, cuestiona y piensa. Y aquí está vuestra merced siendo mi cómplice de hoy en adelante. Creo que nos vamos a divertir.

El lector, que es ducho en letras hispánicas, habrá evocado algo de “La zapatera prodigiosa” de Federico García Lorca en el párrafo anterior.

Con este ejemplo y otros tantos que vendrán, se entiende que este espacio se llame “el baúl del buen escriba”: aquí se ofrecerán pensamientos de los ilustres pensadores de la humanidad, nuevos y antiguos, al igual que hace el buen escriba que saca de su baúl tesoros nuevos y antiguos y cuya semejanza es con el Reino de los Cielos.

Y esto hace ya otro guiño a lo que aquí somos: un Occidente que se extingue y, a manera de resistencia, lanza una última llamarada antes de apagarse. Este es el temporal, nuestro temporal.

Agosto y septiembre nos han dado muestras de ser tiempos duros y crueles, tiempos recios para quien se atreve a pensar o cuestionar. Tendremos muchas oportunidades para encontrarnos en este espacio.

Los temas y dudas que me han hecho llegar en estos dos meses son tantas que no alcanza el año para hacerles frente. Por eso repito: ¡bienvenido a este temporal! Aquí nos encontraremos la siguiente semana… y hasta que aún quede algo de voz.
 

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