HOY EN LA PLAZA

La muerte como forma de vida

Por Ricardo Harte*
lunes, 1 de noviembre de 2021 · 00:00

Kui ngasondie xi tatsjéjibi
Kui kjaboya xi tatsjébi
(En esta vida que no eterna
En esta muerte que no es eterna)
Poesía mazateca
Juan G. Regino

 


La Plaza Santo Tomás se ha comportado en estos primeros tiempos, desde su apertura, como si fuera un ser vivo.

Todo el espacio se ha desarrollado como un ente orgánico, como un sistema de elementos independientes y vinculados entre sí.

Ha crecido, ha disfrutado de éxitos, ha sufrido de enfermedades y contratiempos, ha generado a otros seres vivos, ha palpitado al ritmo de las músicas, de las risas, de los diálogos.

Diálogos que han permitido que unos descubrieran a otros.

Don Sebas regresó, días después, a sumarse a su grupo y ahí estaban los compas de siempre.

Mercedes, la académica, experta en relaciones públicas y, además, licenciada en sicología. La Sra. Elsa, ama de casa, ordenada, convencional, metódica y bastante…conservadora. Agustín, el joven historiador, muy activo, inquieto y polémico. Y el Inge., misterioso participante del cual se sabía poco, hablaba poco y observaba mucho.

Este grupo ya había instaurado reuniones periódicas- de tres a cuatro veces en la semana- que les permitían polémicas partidas de dominó, generalmente desembocando en tremendas discusiones interminables, que se iban transformando en costumbre, en zafarranchos indispensables para consolidar una amistad que ya era parte del paisaje de la Plaza Santo Tomás.

Don Sebas, de alguna manera, ejercía una especie de equilibrio en las discusiones y enfrentamientos entre las diferentes ideas y creencias. Ese papel lo actuaba por el único mérito de ser el de mayor edad del grupo.

Y se repiten por la Plaza los rincones inusuales. Rincones para la belleza, para disfrutar, para descubrir, para dialogar: restaurantes, cafeterías, salas de conciertos, cava. Todo ello engarzado en espacios con los tonos de la alegría.

La Plaza Santo Tomás, ya conocida como “La Plaza”, se ha convertido en un lugar de la ciudad que palpita de vida.

- Hola todes, ¿cómo les va? – exclamó Agustín llegando apresurado al grupo, el cual ya tenía un rato saboreando buenos vinos.

- ¿Qué tal?¿Cómo estás? Te veo muy contento – intervino Mercedes

- Es que estas fechas me ponen contento
- -¿A poco? ¿Estas fechas de muertos? ¿Te ponen contento?

- Pues sí mi querida Maestra. Por un lado, porque son fechas en que los héroes de nuestra memoria son los seres queridos que ya se han ido. Es decir, los hacemos vivir otra vez. Y por el otro lado, pienso que, cuando a mi me toque, habrá, por lo menos una vez al año, un día en que estaré vivo en el diálogo de quienes se quedaron.

- Pues… sí. Visto así, si. Pero no es costumbre pensar en la muerte de uno, sino en la muerte de los demás ¿no?

- Si, es cierto. Pero creo que es una distracción producida adrede porque no queremos pensar, hablar, sentir algo que no entendemos: la muerte.
 

Don Sebas estaba en silencio, escuchando el diálogo.

- Pienso que la muerte es el principio de la vida. Como un eterno espiral que va creciendo hacia el infinito, el supuesto final de la muerte se encuentra con el principio de la vida – musitó, quedamente.

Recuerdo algunas partes de un enorme poema de Jalaluddin Rumi, un antiquísimo poeta persa. Algunos de los pasajes dicen: No lloren por mi partida, porque no me estoy yendo. Estoy llegando al amor eterno. Cuando me dejen en mi tumba, no me digan adiós. Recuerden, una tumba no es otra cosa que una cortina con el paraíso detrás.

Sólo verán mi cuerpo descender a la tumba. Ahora obsérvenme ascender. ¿Cómo puede haber una final cuando hay un atardecer o la luna desciende? Parece un final. Pero cuando la tumba se cierra, se libera el alma.

El grupo quedó en silencio.
Se oían las risas de los niños, esos adultos chiquitos que estaban en otra cosa.

Pasaron corriendo dos jóvenes portando sus estuches de guitarras. Seguramente llegaban tarde a alguna clase de música.

- Pues queridos amigos… Celebremos la vida, celebremos la muerte. ¡Salud!

*Arquitecto uruguayo radicado en México desde hace más de 50 años

ricardoharte@yahoo.com.mx

 

 

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