México es un cuartel… o solo parece

Durante la campaña política de 2018, un candidato prometió que de ganar la presidencia de la república, una de las primeras acciones que llevaría a cabo sería regresar a los soldados a sus cuarteles, argumentando que los militares tenían muy definidas sus funciones.

Se realizaron las elecciones y ese candidato ganó, y hoy es el presidente de México, de quien se esperó que cumpliera su promesa de campaña. Pero no, se descubrió que esa promesa la hizo solamente para desvirtuar la decisión de Calderón y Peña Nieto, de mantenerlos en las calles, pero que la verdad era que a él le encantaba la idea de tener a los soldados en las calles, solo que para otros fines.

En efecto, apenas tomó posesión de su cargo, empezó a congraciarse con las fuerzas militares, despareciendo a la Policía Federal para crear la Guardia Nacional, formada con elementos militares, la cual ahora pretende que quede incorporada al ejército; les ha encargado a los militares y marinos, encomiendas que no son de su competencia, tales como la operación de aduanas, de puertos, combate al huachicol, participación en brigadas anti Covid, distribución de vacunas, construcción del aeropuerto de Santa Lucía, reparto de enseres en zonas de damnificados y otras.

Creó la Agencia Federal de Aviación que sustituyó a la Dirección Nacional de Aeronáutica, la cual quedó a cargo del General en retiro, Carlos Antonio Rodríguez Munguía.

Pero no solo eso, sino que, se dice, también está por formar una empresa que será manejada por Sedena, la que administrará el Tren Maya, los aeropuertos Felipe Angeles, el de Palenque, Chetumal, y Tulum.

La gente que piensa se pregunta a qué se debe este proceder presidencial, por qué el señor Andrés Manuel actúa como si quisiera quedar bien con los militares.

Y en seguida ponen a trabajar su mente, y se dan cuenta de que en países como Cuba, Nicaragua, Venezuela, Bolivia y otros sujetos a una dictadura, se consiente a las fuerzas militares para asegurar su apoyo y evitar de esta manera un golpe de Estado, habida cuenta de que los únicos que pueden hacer eso son ellos, los militares, de modo que teniéndolos contentos se consideran a salvo de cualquier mal pensamiento. En cuanto a los pobres, que en forma abundante existen, estos solo tienen fuerza para lograr un poco de comida, no representan ningún peligro.

Entonces, dicen los que piensan, si en México se están formando personas que no sean “aspiracionistas”, que se conformen con un solo par de zapatos, que sientan que es mucho mejor vivir en la miseria que pertenecer a la clase media; que estén de acuerdo en que el dinero no es la vida, sino solo vanidad, qué le espera a nuestro México lindo y querido.

Siguen diciendo esos que piensan, que si el presidente continúa dándoles a los militares el mando y la administración del país, estará convirtiendo a México en un cuartel en el que solo existan miembros de las fuerzas armadas, y en donde los demás mexicanos estén obligados a obedecer al presidente, apoyado por el ejército, si quieren obtener un mendrugo de pan.

México se está pareciendo mucho, pero mucho a Cuba, Nicaragua, Venezuela.

¿Está usted de acuerdo con esos pensadores? ¡Mi too!