BARÓMETRO POLÍTICO

Sin cambio político hay cambio climático

Por: Susana Silva Gallardo*
martes, 16 de noviembre de 2021 · 00:35

La semana pasada pusieron un término a las negociaciones que se desarrollaron durante casi dos semanas en Glasgow, Escocia, a razón de la Conferencia de las Partes, la COP26, donde se discutió la emergencia climática que vivimos actualmente.

En ediciones pasadas de este espacio de opinión, se recalcó la importancia que tenía este evento internacional, el cual había sido pospuesto en 2020 por la crisis pandémica de Covid-19, pero que constituía un hito mucho muy importante en la historia de la cooperación internacional con miras a discutir y establecer compromisos relevantes a la lucha contra el cambio climático.

A pesar de lo esperado de esta edición, el final de las reuniones deja un sabor más bien amargo para algunas de las partes, especialmente para varios países y organizaciones no gubernamentales que se han dedicado por años a concientizar sobre los peligros del cambio climático.

Las expectativas que se habían establecido para la reunión, a decir de muchos, no fueron cumplidas y, al contrario, las carencias tanto en las discusiones como en el acuerdo final le confirieron una calificación de desempeño que se consideraría más bien insuficiente.

Esto mismo expresó recientemente António Guterres, el Secretario General de las Naciones Unidas, quien señaló que a pesar de que se dieron algunos logros, no se lograron a cabalidad los objetivos que se han planteado en las ediciones anteriores.

Una de las polémicas durante la Conferencia es que se criticó el hecho de que el espacio haya sido utilizado para señalar culpables, más allá de ofrecer soluciones reales, una discusión donde tienen que ver más las tensiones y sensibilidades políticas que una crítica en sí.

Esto es porque es un hecho que existen países y grupos económicos, como industrias y transnacionales, que aportan en mucho mayor medida a la emisión de los gases que propician los efectos del cambio climático. Por ello, más allá de “señalar culpables”, se tendría que hablar de un ejercicio de responsabilidad tanto individual como colectiva. Individual desde el pensamiento de tomar responsabilidad y comprometerse por lo que cada industria/país aporta; colectiva desde el saber que el planeta lo habitamos todos y que lo que aportamos y realizamos desde la responsabilidad individual, afectará de una forma u otra, para bien o para mal, a los demás.

Algo que probó esta edición de la COP26 es que, si bien se han logrado acuerdos y compromisos históricos, al final estos acuerdos son, en gran medida, dejados de lado. Esto mismo sucedió con la resolución de incluir un objetivo que busca desincentivar la subvención a combustibles fósiles en el Pacto Climático de Glasgow, al final, la iniciativa fue desestimada por algunos países que dependen ampliamente de combustibles de este tipo, como el carbón.

Esto termina entonces por demostrar que la voluntad política es baja, los intereses están descoordinados y las realidades de país a país no son las mismas. Por esta razón, si bien no se puede hablar de un fracaso, tampoco se puede hablar de un éxito en la COP26.

Desafortunadamente, a estas alturas los puntos medios no son satisfactorios pues la emergencia climática sigue avanzando y los cambios, que hoy son tan necesarios, no se logran con esfuerzos a medias.

*Lic. en Relaciones Internacionales por el TEC de MTY campus Guadalajara

susanasilvag96@hotmail.com

 

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