¿Incrementar los impuestos o repensar el gasto público municipal?

Para Espinosa, Martínez, & Martell, investigadores del Centro de Estudios de las Finanzas Públicas de la Cámara de Diputados, la administración pública municipal funciona de manera adecuada, a partir de dos elementos fundamentales: Una organización administrativa capacitada y la dotación suficiente de herramientas técnicas que permitan garantizar el desempeño de sus funciones.

En términos de estos autores, la ausencia de una u otro provoca efectos sumamente negativos.

Sin embargo, los recientes acontecimientos que se han suscitado en el Municipio de Ensenada, en dónde el Ejecutivo Municipal ha hecho patente una confrontación directa contra el sector empresarial, podrían dar lugar a un tercer elemento fundamental del cual hoy adolece nuestro Municipio: La capacidad de conciliación.

Nadie duda de las buenas intenciones del Presidente Municipal, mucho menos de su deseo de provocar una transformación positiva en favor de los ensenadenses, pero el gobierno, al menos, bajo nuestra acepción, no debe promover denostaciones.

El pasado 10 de noviembre, el XXIV Ayuntamiento de Ensenada, aprobó el proyecto de Ley de Ingresos 2022 por un monto de 2,101 822, 720.03 (Dos mil ciento un millones ochocientos veintidós mil setecientos veinte pesos con tres centavos).

Para tales efectos, la premisa del Ejecutivo Municipal, en su carácter de inicialista del proyecto, fue clara: “actualizar el sistema normativo implementado en ejercicios fiscales anteriores (…) con el propósito de establecer un tributo más justo” esto significa, en los términos del primer edil, “cobros más altos a quienes más tienen para darles a los que menos tienen”.

No me encuentro, ni institucional, ni personalmente en contra de la actualización de las contribuciones, es más, soy una de las partidarias respecto a la trascendencia de fortalecer y promover una cultura tributaria desde el sistema educativo, pero hay algo, que me parece debe primar y es el sentido común: No debemos obviar el contexto económico, social y sanitario al que nos seguimos enfrentando.

En otras palabras, estimo que la solución, no radica en crear más ni mayores

impuestos sino en hacer más eficiente la recaudación y generar mecanismos que reduzcan la informalidad, para ello, estimados lectores, resulta prioritaria, la participación directa, informada y plural de los sectores sociales: toda decisión pública debe aparejarse de una serie de estudios técnicos sólidos.

De allí que para lograr esa “equidad tributaria” y la “política fiscal progresista” a la que se aspira, debemos comenzar por un ejercicio de ciudadanización y transparencia del presupuesto.

Si los presupuestos son declaraciones de prioridades, como bien lo dijo Merkley, entonces ¿cuál debe ser la del XXIV Ayuntamiento de Ensenada?, ¿Incrementar los impuestos? O bien, dar un giro de timón y repensar al gasto público municipal.

*Presidenta de Canacintra, Delegación Ensenada