ANDANZAS ANTROPOLÓGICAS

Artefactos de concha trabajada de la costa noroeste de Baja California

Por: Arqlga. Enah Fonseca Ibarra*
jueves, 25 de noviembre de 2021 · 00:00

A veces en la línea de costa, a veces kilómetros tierra adentro en las serranías más altas de la Baja California se pueden encontrar las huellas que evidencian el consumo de moluscos en tiempos antiguos.

A lo largo y ancho de la península es común identificar áreas de extracción, preparación, consumo y desecho de determinados gasterópodos y bivalvos que conformaban la dieta de las poblaciones prehispánicas.

Dentro de las toneladas de material malacológico que recuperamos de los campamentos arqueológicos podemos diferenciar las conchas que forman parte del desecho del consumo alimenticio, de aquellos especímenes que tienen una serie de modificaciones inusuales.

Los arqueólogos con la ayuda de los biólogos revisamos las características taxonómicas de los organismos (rasgos invariables de las especies) para diferenciar morfologías “naturales” de alteraciones intencionales observadas en las conchas.

Las conchas que fueron sometidas a algún proceso de transformación pueden dividirse en dos grandes grupos, las que se trabajaron para realizar algún ornamento como dijes para colgarse en el cuello y los artefactos que sirvieron para realizar labores de corte o desgaste. En esta ocasión haré referencia a un ejemplo del segundo grupo.

Al interior de un Abrigo rocoso que se ubica en la Reserva Natural Punta Mazo en la Bahía de San Quintín, Baja California se identificó una concha de la especie Tivela stultorum que presentaba alteraciones inusuales.

Para su estudio se consideraron distintas categorías de análisis como la morfología de los bordes modificados, el espesor, el ángulo del borde activo, el tipo de desgaste que presentaban y la ubicación de las modificaciones.

La concha sufrió alteraciones en más del 50% de su proporción. Presenta modificaciones continuas sobre una de sus caras y se produjeron por medio de retoques por percusión directa sobre todos sus bordes hasta darle una forma rectangular. Posteriormente se afilaron los bordes del área correspondiente al umbo (zona donde se unen las valvas) y el margen ventral (lado opuesto al umbo).

Es probable que esta pieza se utilizara como raspador, pues los bordes funcionales presentan microlasqueos, es decir desprendimientos que pudieron ocasionarse al ejercer presión sobre alguna superficie que se deseaba desgastar.

Algunas referencias señalan que los raspadores de concha pudieron emplearse para desfibrar los agaves para la producción de mecates, redes y sandalias. También pudieron servir para descamar el pescado, retirar la grasa de los animales, extraer la pulpa de los agaves o la corteza de algún tubérculo.

Aunque durante las excavaciones en Punta Mazo se observó evidencia del consumo alimenticio de diversas especies malacológicas hay una preferencia por la especie Tivela stultorum para la elaboración de artefactos seguramente por la disponibilidad, el grosor y la dureza de esta materia prima.

La presencia de distintos patrones de producción, demostrados por el uso de las técnicas de percusión o presión, hacen evidente que este tipo de artefactos fueron elaborados de una manera sistemática en la que se invirtió tiempo, energía y fue necesario contar con la habilidad y/o la experiencia para lograrlo.

Este raspador de concha es la Pieza del Mes de Noviembre del Museo Histórico Regional de Ensenada así que los invito a observar la fotografía correspondiente.

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*Investigadora del Centro INAH-BC
 

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