BARÓMETRO POLÍTICO

La montaña rusa mundial

Por: Susana Silva Gallardo*
martes, 30 de noviembre de 2021 · 00:00

Desde finales de 2019 y de manera generalizada a partir de 2020, la situación mundial ha sido especialmente difícil.

Como ya se ha dicho en muchas ocasiones, la llegada de la crisis pandémica por Covid-19 fue un hito que demostró no solamente hasta qué punto los países del mundo están intrínsecamente conectados, sino también cómo el mundo como lo conocíamos, las estructuras y sistemas existentes, estaban plagados de debilidades y terminaron por ser deficientes ante las adversidades a las que se enfrentaron todos y cada uno de los gobiernos que forman parte del escenario internacional.

Por si fuera poco, la crisis sanitaria por sí misma trajo a la luz las otras crisis, especialmente las que tienen que ver con la desigualdad.

El mundo entonces navegó a ciegas una era de incertidumbre, estableciendo medidas y estrategias a medida que se presentaban las dificultades de la pandemia. En un hecho de una magnitud que hoy se cataloga sin precedentes, vimos las dos caras de la moneda: desde el aislacionismo más férreo hasta el negacionismo más absurdo.

La crisis pandémica, sin duda, ha sido un hecho que propició la crítica y el cuestionamiento de todo esquema al que estuviéramos habituados: el rol de las industrias, especialmente el de las farmacéuticas; el impacto y la importancia de los actos individuales y comunitarios; las obligaciones y responsabilidades de los gobiernos nacionales para con sus ciudadanos, pero también para con los demás países.

Porque eso sí, como telón de fondo, desde los organismos internacionales más importantes como las Naciones Unidas y la Organización Mundial de la Salud, el discurso de la cooperación internacional estaba más presente que nunca.

En tiempos de crisis, se decía, es cuando los países deben de estar más unidos, velar por los principios de cooperación y solidaridad, partiendo de la buena fe de todos los gobiernos para ayudarse unos a otros.

A pesar de las circunstancias y de estos discursos, si bien ha habido un avance impresionante en el manejo de la pandemia, especialmente con el tema de la vacunación, la realidad nos enseña que los viejos hábitos nunca mueren. La preocupación latente por una distribución desigual de las vacunas entro los países del Norte y el Sur global se cumplió.

Mientras los países de Europa y en Estados Unidos la preocupación por la nueva variante Ómicron conllevará el “esfuerzo” logístico de aplicar refuerzos de vacuna, aún hay países en América del Sur, Asia y África donde los esquemas de vacunación no se han aplicado completamente.

Una vez más se trae entonces a la mesa el debate de lo abismalmente distinto que se vive la pandemia, ya sea de país a país e incluso de un grupo social a otro. Las llamadas “olas” que han traído las variantes y las mutaciones del Covid-19 se asemejan entonces a una montaña rusa, donde hay períodos de calma -la bajada- y luego viene la subida otra vez.

Los países del Sur global, sin embargo, han experimentado la subida desde hace ya casi 2 años, y la subida es exhaustiva, agota recursos. Entonces, ¿cuánto más tendrán que subir si los demás no ayudamos a aliviar parte de su carga? ¿No sería mejor que todos por igual podamos disfrutar el camino de bajada?

*Lic. en Relaciones Internacionales por el TEC de MTY campus Guadalajara

susanasilvag96@hotmail.com

 

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