LA BRÚJULA

Cincuenta aniversario de Toastmaster

Dedicado a Manfred Brembel, entrañable amigo Por: Heberto J. Peterson Legrand
lunes, 8 de noviembre de 2021 · 00:02

Que grato fue enterarme a través de la prensa del medio siglo de presencia de los Toastmaster en Ensenada y ver tantas caras conocidas y muy estimadas.

Yo ingresé aquel lejano año de 1973 y los diez o doce años que milite en sus filas fue de un gran aprendizaje.

Recuerdo a compañeros y amigos como Jaime Jiménez Mercado, Jesús Téllez Villaescusa+, Alejandro Espinoza+, Rigoberto Burgueño, José Luis Arista, Francisco Barajas+, Salvador González, Cristina Cuanalo, Antonia de Peterson, Mary de Gonzalez, Gastón Vélez+, Miguel Lanz Pérez+, Leopoldo Morán y otros más que agotarían el espacio.

El año de 1981 tuve el honor de que se me nombrara campeón internacional de oratoria grabada en español. Yo tenía que ir a Phoenix, Arizona a recibir mi trofeo pero me fue imposible y los directivos tuvieron la amabilidad de venir a Ensenada para entregármelo, evento en el cual volví a pronunciar mi discurso.

Al recibir el premio, recuerdo, les pedí a mis hijos Rolando y Heberto, entonces pequeños, que pasaran y les hice la entrega del trofeo porque eran mis jueces implacables. Evento que me dio gusto, no por mí sino por Ensenada a quien representé.

Hay muchas anécdotas, pero les voy a contar una que fue para mí muy significativa:

Tenía yo un buen amigo alemán, capitán mercante, hijo de un soldado alemán que murió durante la invasión a la Unión Soviética, químico de profesión. A su hijo mi amigo, Manfred Brembel, lo invité a una de nuestras sesiones del Toastmaster, y cuál fue mi sorpresa que uno de los oradores que presentaba uno de sus proyectos pronuncia un discurso duro y generalizando en contra de los soldados alemanes.

Yo observé el rostro de mi amigo con una expresión de tristeza aguantando estoicamente aquella perorata. Yo me sentí muy mal y me dije hacia adentro –¿qué hago? Me puse de pie y solicite que se me aceptara como orador improvisado. Afortunadamente fui aceptado y ya estando presentando mi discurso dije: Palabras más, palabras menos, que las guerras las provocan dirigentes de naciones que están en sus escritorios mientras se reclutan hombres y mujeres para mandarlos a los campos de batalla, que yo tenía un hermano que luchó dos años en Corea y luego en Vietnam, conocía las angustias de las familias.

En esas batallas mueren soldados de ambos bandos, y entre ellos hay quienes dejan a sus familias, sus novias, sus esposas e hijos, sufren y viven la angustia de si volverán a verlos. Los soldados no son estadísticas, sino personas y cada uno de ellos un ser irrepetible que tienen sentimientos, regresando algunos de ellos mutilados física y emocionalmente.

También ahondé diciendo que los países ganadores escriben su historia, recordemos la cantidad de películas bélicas que vimos y hoy vemos con otros ojos cuando hemos madurado, crecido y asumimos actitudes críticas.

Regresé a mi lugar a un lado de Manfred y al sentarme puso su mano sobre la mía.

Hizo una ligera inclinación con su cabeza y su rostro esbozó una sonrisa de agradecimiento y yo me sentí feliz, aunque a algunos en ese momento les pasó de noche el propósito de mis palabras y ya luego se enteraron y entendieron. Yo le pedí a Dios que me inspirara y le agradezco el haberlo logrado.

Se percató que me quede viendo su reloj y se lo quitó, me lo enseñó y me dijo que es el que llevaba su papá cuando fue muerto en el campo de batalla. Lo tomé en mis manos y tuve una rara sensación y se lo devolví agradeciendo el gesto.

Mi discurso no era a favor de los nazis, esos odiosos que mataron a tantos seres humanos en los campos de exterminio. Hubo soldados caballerosos, educados y de buenos sentimientos que ignoraban lo que estaban haciendo algunos altos mandos por órdenes del necrófilo Hitler, para llevar a cabo la solución final.

Las entrañas de mi patria con tantos pozos clandestinos, con tantos feminicidios ¿Nos da autoridad moral para criticar afuera de nuestro suelo?

Un abrazo a mis amigos, amigas Toastmaster, fue muy grato verlos, solo lamento no haberme dado cuenta de tan significativo evento.
 

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