LA MARAÑA CÓSMICA

La UNAM y el Estado (II de III)

Por: Dr. Rolando Ísita Tornell*
lunes, 8 de noviembre de 2021 · 00:02

En la década de los 70, los brotes de insurgencia social destacadamente sindical revelaban el resquebrajamiento del modelo económico que le había funcionado al sistema Gobierno-Estado-Partido, el desarrollo estabilizador con economía mixta.

Como se ha comentado en múltiples foros de análisis, la vida interna de la Universidad Nacional, con todo y su autonomía, ha reflejado la acción de fuerzas de grupos de interés y presión, públicos y privados, representados en sus diversas disciplinas, acusadamente Derecho y Medicina.

Al ser la Universidad -y todas las universidades públicas hasta ese momento- la ruta de ascenso económico de las clases populares y medias, se vio venir una avalancha de aspirantes a ingresar a sus aulas. Así lo captó el abogado y sociólogo Pablo González Casanova. Ni de Derecho o de Medicina, la Junta de Gobierno se inclinó por el de las Ciencias Políticas y Sociales. Su libro “La democracia en México” fue por muchos años texto básico para ingresar al Servicio Exterior Mexicano, en el Instituto Matías Romero.

La rectoría en la UNAM de González Casanova duró solo dos años, 70-72, justo al inicio del gobierno de Luis Echeverría, autor intelectual y operador de la represión armada al estudiantado en 1968, Tlatelolco y 1971, “El Halconazo” del 10 de junio. Frente a la “universidad de masas”, don Pablo instituyó en 1971 el Colegio de Ciencias y Humanidades (CCH).

Un par de individuos, aparentemente estudiantes egresados de la Normal, Miguel Castro Bustos y el pintor Mario Falcón, exigían su inscripción en la UNAM aunque no reunían los requisitos de la instancia académica correspondiente. Ambos desataron un extraño episodio de locura, violencia y radicalidad.

Atrás de la supuesta radicalidad de “izquierda”, el objetivo fue destruir la UNAM, desprestigiarla como ingobernable y, en definitiva, impedir que la izquierda proveniente del movimiento de 1968 se recuperara tras el diazordacismo.

Uno de los varones del PRI, el gobernador Rubén Figueroa (“en México no hay presos políticos porque todos están muertos”), alimentó al pequeño grupo lumpenproletario” de Castro Bustos y Falcón (A. Sánchez Rebolledo, La Jornada, 25-04-2013). Don Pablo se vio obligado a renunciar.

A González Casanova le sucedió en la rectoría Guillermo Soberón Acevedo, de larga trayectoria en la ciencias de la Salud, inclusive por su padre. Don Galo Soberón Parra fue un pilar del desarrollo de la ciencias médico-biológicas en México. El gobierno del Estado lo presidía Luis Echeverría. Dos eventos críticos tuvieron lugar en su rectoría relacionados con el gobierno del Estado.

El rector Soberón invitó al presidente Echeverría a inaugurar los cursos del año lectivo 1975, a pocos años de haber agraviado a estudiantes de nivel medio y superior en 68 y en 71, por un lado. Por otro, en plena efervescencia sindical, los trabajadores universitarios y académicos reclamaron derechos laborales, entre ellos, integrarse en un sindicato. El rector Soberón propuso un apartado “C” en la Ley Federal del Trabajo para regular las relaciones laborales.

A los universitarios pareció inaudita la invitación del rector al presidente. Hubo dos posturas: el rechazo absoluto a su presencia o aprovechar los reflectores para “dialogar” con Echeverría y decirle sus verdades, muy interesante que fueran los comunistas universitarios (como Joel Ortega y Pablo Gómez) los de esta propuesta que pareció la más sensata.

El “diálogo” tuvo lugar en el auditorio de la Facultad de Medicina, aquello iba en ebullición hasta que Echeverría salió por la puerta de atrás corriendo y en el estacionamiento recibió una pedrada que lo descalabró.

En cuanto a la creación del Sindicato hubo violencia de parte del Gobierno, golpizas al académicos Erwin Stefan Otto y a Eliezer González en la calle de Edison. Se eliminó la idea de unos trabajadores de tercera (apartado C) y las relaciones serían regidas por el apartado B, de los trabajadores del Estado. Los académicos tendrían Asociaciones pero de ninguna manera Sindicato.

Luego vino el modelo global aplicado a la UNAM por el rector Francisco Barnés de Castro, entre 97-99. Ya lo comentaremos.

*Comunicación de la Ciencias DGDC UNAM

risita@dgdc.unam.mx

 

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