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Yo física, la rara, la nerd...

Por: Dra. Emma Margarita Pereyra*
sábado, 11 de diciembre de 2021 · 02:38

Desde que tengo memoria, en casa yo siempre he sido la rara de la familia. Mi interés en los libros de geografía y ciencias naturales siempre llamó la atención de mis padres. A diferencia de mi hermana menor, una niña extrovertida, traviesa y un tanto hiperactiva, yo me caracterizaba por una introversión notable.

Era una niña que disfrutaba enormemente de la contemplación de la naturaleza y siempre me acompañaba esa curiosidad por entender lo que ocurría en mi entorno. A veces buscaba las respuestas en los libros, a veces en mis padres o mis maestros, pero siempre tenía una pregunta nueva que investigar.

Como esto no era lo que mis padres y mis hermanos veían en mis amigos, o en la mayoría de los niños que conocían, desde ese entonces me convertí en “la rara” del grupo.

Con el paso del tiempo mis preguntas se hacían más complejas y entonces las respuestas ya no estaban al alcance de cualquiera, los libros eran ahora la mejor opción. Tengo memorias geniales de mi paso por la secundaria y la preparatoria, muchos de ellos en una biblioteca o en la soledad de mi cuarto, sumergida en libros de biología, física y química.

La consecuencia inmediata de esta práctica, un tanto inusual, era por supuesto la obtención de buenas calificaciones en mis cursos. Y bueno, ya podrán imaginar porqué en mi adolescencia pasé de ser “la rara” para convertirme en “la nerd”. Honestamente, nunca me sentí mal por esos apodos.

También para mí era evidente desde entonces que yo tenía una extraña fascinación por cosas que no interesaban a la mayoría de las personas que yo conocía, pero no me importaba.

Aunque regularmente tenía la sensación de estar fuera de lugar y en ocasiones pensaba que tal vez, sólo tal vez, yo era más anormal de lo que pensaba. Sin embargo, no pasó mucho tiempo para que descubriera que existían muchas más personas como yo.

Después de la preparatoria tuve la oportunidad de comenzar la Licenciatura en Física-Matemáticas y fue entonces cuando entendí que no era tan peculiar como los demás pretendían creer. En mis clases encontré personas con el mismo interés en los procesos y las leyes que rigen la naturaleza, quienes curiosamente también habían sido alguna vez los “raros” y “nerds” en sus entornos sociales. Finalmente comprendí que no podíamos ser tan “fuera de lo común” siendo un número tan grande de personas.

Es importante que en el Día del Físico la gente sepa que una persona que se dedica al estudio de las leyes de la naturaleza, es más común de lo que parece. Que apreciemos la contemplación de la naturaleza y el pensamiento crítico, no nos hace más raros que un médico fascinado con el funcionamiento del cuerpo humano o un maestro maravillado por las teorías de enseñanza-aprendizaje.

Yo física, la rara, la nerd, que me dedico al estudio de la naturaleza para poder moldear su comportamiento a nuestro favor y crear tecnología que nos brinde comodidad, no soy tan distinta al ingeniero construye viviendas con las que resguardarse de las inclemencias del tiempo resulta más llevadero.

Celebremos el Día del Físico como celebramos el Día del Médico, del Maestro, del Biólogo o el Matemático, con la alegría de contar con profesionales cuyo principal interés al estudiar el Universo que nos rodea es el bienestar del ser humano. Construyamos cada día una sociedad donde no se etiquete a las personas y se respete el valor de la individualidad, sin jerarquías de intelecto ni exclusión social.

*La autora es Catedrática CONACYT
 

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