A MEDIA SEMANA

Me quisiste cuando era pobre

Por: Eugenio Reyes Guzmán*
jueves, 16 de diciembre de 2021 · 00:31

Cuando se está reduciendo la población en los demás continentes, se espera que la del continente africano, actualmente de 1,100 millones, se duplique para el año 2050. Hoy en día, el continente negro experimenta un ritmo de urbanización superior al de China e India.

Dicha metamorfosis demandará una ingente revolución en construcción, en infraestructura, educación, servicios, conectividad, en resumidas cuentas, precisará de todo. Según un estudio de McKinsey, en solo tres años, habrá más de cien ciudades africanas con poblaciones mayores al millón.

Parece ser que, por el creciente número de consumidores, el continente de los leones y jirafas se está convirtiendo en “novia bonita” para la inversión extranjera directa (IED).

Por otro lado, con datos del FMI, después de Asia, África es ya la segunda región del mundo con mayor crecimiento económico y se espera alcance una economía colegiada cercana a los 5 billones de dólares para el año 2050. Pues sí, con esa capacidad de consumo, cada vez más países sueñan con enamorar a los consumidores africanos.

Hablando de los atributos de África, ese continente tiene la mitad de las reservas de manganeso y, tan solo la República Democrática del Congo, posee la mitad del cobalto existente en el mundo. De la misma forma, en dicho continente se encuentra la mitad de las carbonatitas, tierras raras necesarias para la elaboración de armas, y una vasta cantidad de coltán, necesario para producir aparatos electrónicos. Nuevamente, el continente con el mayor índice de insolación anual, está captando la mirada de los países ricos.

Considerando los argumentos anteriores e impulsados por la nueva geopolítica post COVID-19, en meses recientes la Unión Europea dio cuenta de su plan de inversión centrado en África llamado “Global Gateway”.

La oferta europea consiste en 340 millones de dólares con la característica de contar con el “sello de confianza europeo”, basado en valores y transparencia. Por otro lado, EU tiene su propia iniciativa lanzada en junio durante la reunión del G7 llamada “Build Back Better World”. El tercer tirador es China a través del plan de infraestructura más ambicioso que jamás el mundo haya conocido, la Nueva Ruta de la Seda (OBOR).

Hilando fino, en los últimos años, el 43% de la IED europea en África y el 37% de la norteamericana ha sido en minería. Dicho de otra forma, esos egoístas países ricos presuntamente han invertido solo con la intención de extraer los codiciados minerales africanos.

China, en cambio, privilegiando la inversión en infraestructura como puentes, trenes rápidos y carreteras, mismas que suman el 35% del total, invierte en ese rubro solo el 21%. De igual modo, aunque el gigante asiático es hoy en día el quinto mayor inversionista, con su crecimiento anual en IED del 21% desde 2011, se estima que se convierta en el principal inversor para el año 2024.

Sin embargo, en el amasiato sino africano, naturalmente no todo es “miel sobre hojuelas”. Las primeras planas de los tabloides africanos alertan que los 153 millones de dólares en préstamos pudieran convertirse en una “trampa de la deuda”.

De la misma manera, la relación bilateral es tan íntima que el principal socio comercial de la gran mayoría de los países africanos es China y prácticamente todos han recibido de ese país préstamos, inversiones o ambos.

Claro, molestos por la visible ventaja oriental, era de esperarse que muchas de las campanas de alerta sonaran desde Europa o EU. Por dar un ejemplo de la ventaja china en África, el 48% del mercado de los teléfonos celulares en dicho continente lo ostenta la comercializadora china Transition Holding, seguido por otro vendedor asiático, Samsung, con el 16%.

Hablando del ajedrez geopolítico con piezas gringas, europeas y chinas que se juega en el tablero africano, mi hijo Rodrigo me recomendó que leyera sobre la génesis de la relación sino africana. Resulta que, durante los años cincuenta cuando los europeos le daban la espalda y abandonaban al continente negro, China hizo justo lo contrario.

Como un niño pequeño que lleva dulces a su nueva escuela para congraciarse con sus compañeros, el Partido Comunista Chino comenzó a seducir, uno por uno, a los países africanos construyendo hospitales, escuelas, ferrocarriles y universidades. Naturalmente, en 1949, Mao estaba totalmente solo y buscó aliados entre las naciones olvidadas esperando algún día poder capitalizar diplomáticamente el favor.

Continuando con la estrategia de influencia global china, en 2013, Xi Jinping al asumir la presidencia y anunciar su proyecto OBOR, sentenció que “la inadecuada infraestructura era el mayor cuello de botella en África”.

Tocante a ello, con datos del Banco de Desarrollo Africano, de los 170 millones de dólares en infraestructura que el continente requiere anualmente, se quedan cortos por 108 mil millones de dólares, y China está bien equipado para suplir el déficit. Ante ello, desde el año 2011 China ha sido el principal jugador en el desarrollo de infraestructura en África.

Así es, todo indica que África recibirá flores, regalos y jugosos dotes matrimoniales y optará por la poligamia o por serle fiel al mejor postor. No sabemos si dicho continente recuerde el consejo de los abuelos que dice: “quiere a quien te quiera”.

Quizás el continente negro recuerde que China fue el único que lo quiso cuando era pobre, desconocido u olvidado por los demás países y sea agradecido con quien hoy en día lo sigue cortejando con préstamos e inversiones.

Tal vez África muestre su fidelidad decidiéndose por la tecnología 5G de Huawei, secundando el voto chino ante Naciones Unidas o excluyendo por igual a los europeos y norteamericanos de tratados comerciales. Solo Dios lo sabe y el tiempo lo desvelará.

Mientras tanto, hablando de la posible lealtad que pudiera mostrar hacia China el continente africano, tal vez les venga bien, y a nosotros también, considerar la frase de San Juan Pablo II: “Recuerda con gratitud el pasado, vive con pasión el presente y ábrete con esperanza al futuro”.

*Director general del World Trade Center, Monterrey, UANL
 

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