BARÓMETRO POLÍTICO

De la transformación chilena

Por Susana Silva Gallardo
martes, 21 de diciembre de 2021 · 00:00

Chile ha sido reconocido en el continente americano como un país con una amplia historia de transformación político-social. Algo que le ha caracterizado, al igual que a muchos de los países de la red latinoamericana que componen el continente, ha sido ese ir y venir entre lo que, de forma muy simplificada, se le conoce como la izquierda y la derecha política.

El golpe de Estado por parte del ultraderechista Pinochet y que ultimadamente llevó a la muerte de Salvador Allende en 1973 es un ejemplo del violento cambio ideológico que, a día de hoy, aún repercute en la identidad del país.

En una sociedad que se ha ganado su fama por ser especialmente proactiva y propensa a la movilización en su búsqueda por mejorar las condiciones de vida dentro del país, personajes como Bachelet y Piñeira han marcado el ritmo de la vida política en los últimos años.

La primera abogando por una profunda transformación de la vida chilena especialmente en materia tributaria y de educación, además de promover un proceso constituyente que pudiera satisfacer la demanda de la población por una nueva Constitución; Piñeira, por su parte, en su segundo período como presidente se convirtió en un símbolo de lo que el pueblo chileno buscaba derrocar desde hace tiempo a partir de las movilizaciones.

Este sentimiento se materializó con el auge de la movilización social de 2019, originada por una serie de reformas al transporte público pero que, de fondo, hundía sus raíces en el profundo descontento de la sociedad chilena con cuestiones como los altos costos de vida, las malas condiciones laborales y, nuevamente, el descontento general con la clase política y la Carta Magna.

La situación, que derivó a la declaración del estado de emergencia, se ha considerado como una de las situaciones de malestar civil más importantes desde el golpe de Estado y la actuación del gobierno chileno fue ampliamente criticado, sobretodo por la recurrente incidencia de violencia policial y la reiterada violación de Derechos Humanos contra los manifestantes.

En las recientes elecciones, la balanza ideológica nuevamente se cargó hacia la izquierda, luego de que la segunda vuelta le diera la victoria al nuevo presidente electo de Chile, Gabriel Boric. Con más de 10 puntos porcentuales frente a su contrincante de la derecha radical, José Antonio Kast, Boric se convirtió en el presidente electo más joven en la historia chilena.

Un personaje no convencional que además rompe con los esquemas políticos tradicionales al no ser parte de los bloques partidistas que han gobernado en Chile desde hace décadas.

Con una apuesta que figura como fresca en la agenda política y en boga con los temas críticos de la agenda internacional, Boric ha destacado su voluntad por emprender una transformación que aborde problemáticas de antaño como la tributaria, laboral y de vivienda, pero atendiendo también temas emergentes como el cambio climático y la migración.

Sin embargo, su obstáculo más grande será más desde dentro que desde fuera, pues tendrá que cumplir los expectativas de la sociedad chilena al tiempo que gobierna sin una mayoría en el Congreso y, seguramente, con una oposición que proviene de la élite política a la que tanto se ha opuesto en su carrera por la presidencia.

*Lic. en Relaciones Internacionales por el TEC de MTY campus Guadalajara

susanasilvag96@hotmail.com

 

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