LA BRÚJULA

Don Manuel Gómez Morín

(A su nieto Lorenzo caballeroso amigo) Por: Heberto Peterson Legrand
lunes, 6 de diciembre de 2021 · 00:00


Carlos Castillo Peraza en su libro “Manuel Gómez Morín, Constructor de Instituciones”, dice en relación al ensayo escrito por Don Manuel y titulado: “1915”, en la parte que habla del dolor dice: “ ...Gómez Morín hace gala de un realismo epistemológico y político casi desgarrador. Sostiene que lo único indiscutible e indubitable, en México es “el dolor”.

Sintetiza éste en dos términos: miseria y opresión. El primero lo relaciona con el desorden económico y el segundo con el desorden político. Uno y otro son para Don Manuel, males que se pueden evitar porque no vienen de la fatalidad de la naturaleza ni de la voluntad divina. Se trata de males evitables.

Sorprende, en este ámbito, la coincidencia de la percepción gomezmoriniana con la de quienes, más de sesenta años después, dieron pensamiento a la lucha política en Polonia, bajo las banderas rojiblancos del sindicato de Solidaridad, y continua diciendo que: “Es casi textual de Gómez Morín la expresión de Josef Tischner, ideólogo de Solidarnosc: “Nada nos indigna tanto como una herida innecesaria infligida por un hombre a otro hombre… de la vista de este dolor nace una solidaridad especialmente profunda… con aquellos a los que otros hombres han lastimado y que padecen sufrimiento que pudieron ser evitados.. ¿no es tarea de la política organizar el espacio de la vida humana de tal modo que el hombre no hiera a otro hombre?...”.

Aquí termino con lo dicho por Carlos Castillo Peraza y sigo citando el ensayo de Don Manuel quien en otro párrafo dice: “...por eso, antes que nada, es preciso luchar contra estos dolores, y como ellos son indubitables, como su existencia es objetiva, como son la única esencia humana que sea, a la vez, en cierto modo “cuantitativamente”, sólo ellos pueden darnos un criterio seguro de verdad en las relaciones entre los hombres y un elemento fundamental de juicio para resolver los problemas sociales “y más arriba dice: “ ...Pero mientras los hombres consuman lo mejor de su vida y de su energía en librarse de los más bajos dolores-de la miseria y la opresión-, será imposible que logren alcanzar propósitos superiores e ideales más altos...”.

Y termina diciendo: “...socialmente, por lo menos, nuestro deber es obrar, remediar males, mejorar la condición de los hombres. Proclamar este primer postulado es darnos una señal de inteligencia que nos permitirá estar cerca unos de otros, cualesquiera que sean las distancias que en otros puntos nos alejan...”

El ensayo “1915” lo escribió Don Manuel el año de 1926, habla de su generación, del México que en ese entonces le correspondió vivir, pero, ya como mexicano visionario percibía al México que fue su centro de atención hasta el año de 1972 en que falleció.

Hoy, en el México que estamos viviendo, el pensamiento y las preocupaciones de Don Manuel están vigentes, hoy los mexicanos nos estamos produciendo dolor unos a otros, hoy muchos con nuestras actitudes estamos queriendo dejar como herencia a las próximas generaciones el dolor que nos divide, que nos distancia, que nos produce heridas, dolor que produce la indiferencia frente al que menos tiene, dolor que generamos cuando atropellamos los derechos humanos...

¿Qué es lo que nos puede unir?..¿Qué común denominador podrá hacernos solidarios? ¿Qué podrá hermanarnos? ¡El bien de México debe unirnos!, ¡el bien de nuestras familias!, no hay que anteponer los intereses de grupos sobre el interés general de la nación, dejemos de meter zancadillas al otro porque no pertenece a mi grupo o partido y lo empujemos al precipicio del fracaso ...

Evitemos como decía Chesterton: “Todo pensamiento que no se convierte en palabras, es un mal pensamiento y toda palabra que no se vuelve acción es una mala palabra”.
 

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