HOY EN LA PLAZA

Un espacio que late

Por: Ricardo Harte*
lunes, 6 de diciembre de 2021 · 00:00

Una de las características que la Plaza Santo Tomás había ido construyendo con el paso de lo años, era la sensación de que el latido de la ciudad tenía, aquí, otro ritmo.

No era el ritmo urbano de “estoy muy apurado, aunque no tengo claro a dónde voy”, sino que era el ritmo de “con todo y el alboroto de los pájaros en la tarde, aquí me siento en paz y me da ganas de pensar, de descubrir…”.

Son dos ritmos muy diferentes. El primero rinde homenaje a la velocidad, porque…porque..pues… porque sí. No permite encontrar al otro ni encontrarse a uno mismo. El segundo, muy por el contrario, promueve, facilita que sintamos el color, que la brisa nos despeine, que escuchemos el murmullo del agua, que descubramos el rostro de la señora que se sentó en la banca de enfrente y está absorta observando el jardín de las cactáceas.

Sí…son latidos diferentes.
Y esa sensación había prendido en el inconsciente colectivo de tal manera, que ya era común que los amigos se citaran “en la Plaza”, que los amantes se descubrieran “en la Plaza”, que los niños se extenuaran “en la Plaza”, que los ancianos encontraran que “en la Plaza” nadie los apuraba y que “en la Plaza” re encontraran el sentido de vida que la mirada febril de una ciudad atrapada por un ritmo que nadie quería, les había quitado a lo largo de los años.

Era ya común ir a la Plaza a jugar, a leer, a conversar, a comer, a caminar, a escuchar, a mirar y ver.

Y en este sábado de antier, la Plaza gritó se existencia.

Familias con adolescentes y niños, se encontraron para festejar las primeras fiestas decembrinas.

Fue la alegría de estar reunidos, de estar juntos en un lugar que sentían suyo.

Y el grupo de amigos eso comentaban hoy lunes 6 de Diciembre.

- Agustín - ¿Qué les pareció el árbol de Navidad hecho con toneles de vino?

- Mercedes – Pues para mi gusto, lo veo muy adecuado para un espacio creado a partir de las actividades vinícolas. Nos remite a ese mundo de fuerza, de ahínco, de trabajo que es todo el proceso de crear un litro de buen vino. De alguna manera, es la presencia del campo rudo en un medio pausado, como es el espíritu de la Navidad.

- Sra.Elsa – Poética nuestra académica. Alto, alto querida maestra. Antes de cualquier respuesta tuya en términos ríspidos, quiero aclararte que este comentario mío fue totalmente sincero. Realmente me gustaron tus palabras.

- Mercedes – Gracias querida Sra. Elsa. Sí, ya te iba a saltar a la yugular. Estoy un poco acelerada. Pero hablando de palabras poéticas ¿que se dijeron en el encendido del mentado árbol?

- El Inge. – Sí. Yo estuve y escuché al mushasho que dirige la Fundación.

- Agustín - ¿Mushasho? Inge ¡se dice muCHaCHo!
- El Inge. – Bueno, así se habla en el pueblo de donde vengo. Soy del norti.

- Sra. Elsa – Bueno, ¿qué tal si nos dejamos de corregir modismos y nos cuentan qué fue lo que dijo ese joven Director del Centro Cultural? A ver Meche, dinos.

- El Inge. – Pues grabé sus palabras y aquí les dejo oír un fragmento:

“…En la vecindad de esta calle se encuentran los edificios más antiguos de Ensenada, casi de la misma fecha que la fundación de nuestra ciudad.

Ahí hicieron el vino que nos enseñaron los primeros misioneros y también ahí fue el cuartel de nuestros soldados que defendieron la península de ataques extranjeros.

Ahí hay historia de muchos que nos precedieron, que antes que nosotros ya querían nuestra tierra.

Siéntanse como en su casa, hagan suya esta Plaza, vengan y disfruten del espacio de todos, ahora y siempre…”.

- Don Sebas – Creo que debemos sentirnos muy orgullosos y muy responsables de este espacio. Y sugiero que no olvidemos uno de los fragmentos de Luther King que dijo “…el progreso no cabalga sobre la fatalidad…”. Es decir, si queremos mantener este espacio ciudadano como un rincón para y de la comunidad, debemos seguir luchando para que no se transforme en rehén de las luchas políticas que, antes que el bien común, buscan el bien de sus carreras personales.

¡Salud! ¡Salud! ¡Salud! corrió la exclamación por las sombras largas de la Plaza.

La tarde ya había huido dejando paso a las primeras oscuridades de la noche.

*Arquitecto uruguayo radicado en México hace más de 50 años

ricardoharte@yahoo.com.mx

 

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