UNA MIRADA HACIA LA INFANCIA

El valor de un juego

Por: Psic. Laura Beltrán Padilla*
jueves, 9 de diciembre de 2021 · 00:35

Ahora que inicia la temporada invernal, invita a reconfortarse y estar más temprano en casa. Me pregunto: ¿Si en los hogares se darán el tiempo para recrear? Si un juego de mesa tendrá lugar especial, si estará al alcance o estará rezagado por el uso de la tecnología que acapara a pequeños y grandes.

El juego es tan básico, así como el comer y dormir, se requiere del interactuar presencialmente en un entorno. Algo muy limitado, por cierto, en nuestros días por la restricción social. No es lo mismo el jugar en área pública, a que el niño comparta su escenario y juguetes más preciados en su entorno inmediato.

De manera reciente, tuve a una paciente de 10 años en sesión, quien por cierto ha tenido episodios de ansiedad por el hacinamiento. En el desarrollo, al momento de elegir material, se sorprendió al abrir la puerta que da acceso a múltiples materiales.

La menor, sin dudar, eligió el Monopolio, de edición mexicana. Nos sentamos en la alfombra y, al estar compartiendo, acto seguido, le pregunté: “¿Sabes cuándo se hizo este juego?” A lo que respondió: “No”. “Quieres saberlo”. “Si”. Y le dije: “Yo también”.

De inmediato pongo el famoso Google y ¡Oh sorpresa! Tenia idea de que era estadounidense y con ciertos años de haberse creado, pero para nuestra sorpresa ¡Tiene más de un siglo! Desde 1902, y sigue siendo protagónico hasta nuestros días. Qué maravilla la trascendencia y el legado que ha dejado su autora.

Retomado el caso anterior, por cierto, al lanzar los dados me tocó en la casilla de Túneles de Guanajuato, y con sumo agrado le dije: ¡Ahí nací yo! La niña sorprendida pensó que había nacido en un túnel, pero al intuir esto le rectifiqué: ¡En León Guanajuato! Cómo nos reímos con ello.

Otro de los juegos utilizados en terapia y, más aún, en el hogar, es la tradicional lotería. Me di a la tarea de investigar un poco de su historia, ya que merece nuestro respeto, por tantos momentos compartidos. Sus orígenes fueron en Italia en 1400 ¡Increíble! Fue traído a la Nueva España en 1769 y fue parte de los juegos de la burguesía.

En la Guerra de Independencia de México, fue pasatiempo cotidiano de los soldados. Estamos hablando de más de dos siglos de ser parte de los juegos mexicanos: de esparcimiento, alegrías y una que otra frustración por el no ganar y perder una apuesta.

En este mes decembrino, cada familia vive sus tradiciones, me da gusto el pasar por las calles, y ver cierta motivación para adornar en estas fechas los hogares y comercios, percibo ilusión. En particular, un juego que tiene pocos años en mi familia, elaborado por un abuelito amoroso, consiste en un tablero con pequeños túneles de diversos tamaños, hecho de madera, denominado: “Canica Plus”. Un cumulo de canicas están en un recipiente de diversos tamaños y el qué más anote de los jugadores se lleva el reconocimiento esperado.

No cabe duda que, el ver el rostro de satisfacción de los integrantes es un regalo. No se diga si gana el más pequeño, seguro se torna significativo y quedará en su memoria. Toda la familia compartiendo un momento excepcional, admirándonos los unos a los otros en torno al juego.

Tan memorable fue el “Canica Plus” en la familia, que le pedí a ese ser maravilloso, mi padre, me hiciera uno para compartir con mis pacientes e integrarlo a los diversos juegos a escoger. Ha sido todo un éxito, es de los más seleccionados por los niños en sesión.

Cuando el menor me gana o le gana al padre, el cual es invitado por un momento, deberían de ver su carita de regocijo, así como cuando se está viendo un partido de futbol. Seguro este juego tan sencillo y a la vez simbólico, seguirá por generaciones como legado, sorprendente sería que siguieran la tradición los bisnietos y tataranietos. Casi creo así será.

Algo que ha sido herencia para mí, del compartir y dar calor en el hogar, en esta temporada lo promuevo en las familias como parte de reforzar vínculos afectivos. Por lo general, juegos como el ajedrez y dominó, no tienen alto precio.

Finalmente, hay que procurar conectarnos con los sentidos, dejar la tecnología, al menos que sea para poner música bonita de fondo que amenice el momento. Las tradiciones forman parte de nuestra cultura, hay que seguir fomentando la salud, el amor y la Fe. Son valores para un presente y futuro mejor.

*Posgrado en psicoterapia de niños

laurabelpad@gmail.com

 

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