DE NIÑOS Y OTROS ENREDOS

Deshonestidad de los fabricantes de alimentos

Por Dr. Enrique Sicardi Aragón*
jueves, 18 de febrero de 2021 · 00:00

La alimentación, y en especial para los niños, debe cumplir con “cinco” requisitos fundamentales.

COMPLETA: se refiere a contener los diferentes grupos de alimentos.

BALANCEADA: debe tener el balance adecuado entre grasas, proteínas y carbohidratos.

Suficiente: aquí empiezan los problemas. Dentro de los lectores, me atrevo a pensar que la mayoría ingiere lo suficiente y muchos de ellos con excedentes. De aquellos que no tienen acceso a la información, como dijeran “aquellos alejados de la mano de Dios”, caen en lo INSUFICIENTE, muchas de las veces, por limitaciones económicas y otras por pobreza educativa.

Adecuada: se refiere a la adecuación a las diferentes etapas de la vida. Si le damos un gran filete a cualquier adulto, se lo engulle, pero si se lo damos a un bebé o a un anciano, el primero no podría ingerirlo y el segundo, si lo ingiere, a lo mejor se enferma. Si le damos una papilla a un adulto, es probable que la rechace, pero si se la damos a un bebé, la comerá con singular alegría.

Biológicamente pura: aquí el problema se torna muy difícil. El ritmo acelerado de la vida ha impulsado a la comida rápida, procesada, muy probablemente no fresca y de dudosa calidad. Entendemos por comida a fuego lento, a aquella que es cocinada en casa, con selección, meticulosidad, alma, vida y corazón.

Somos pocos los que tenemos la gran fortuna de disfrutar de esas oportunidades. Sé que hay comercios que en verdad tratan de hacerlo lo mejor posible, sí, pero eso tiene un costo que no todos pueden pagar. Aquellos con limitaciones económicas optan por una sopa de vaso, una bolsita o un paquete de lo que quieras, que en verdad, es muy barato, mata el hambre y también a la larga, la salud.

A diario en mi consultorio trabajo con los papás en la mejor forma de ir alimentando a sus bebés desde las primeras etapas, y con aquellos más grandes, durante el interrogatorio sobre su alimentación salen a relucir las prácticas inadecuadas y uso de alimentos comerciales desde los primeros meses de la vida.

Y les pongo el siguiente ejemplo: si preparo papilla de plátano natural, la pongo en un plato y en otro pongo papilla comercial para bebé, a la primera se le pararán las moscas y se oxidará rápidamente y al segundo, ni las moscas la quieren y no se pondrá negra. Pregunto ¿tendrá o no conservadores, entre otros químicos?

Recientemente, el presidente del Subcomité de Economía y Consumo de la Cámara de Representantes en Estados Unidos, llevó a cabo una investigación hacia fabricantes líderes de alimentos para bebés para demostrar que vendieron, a sabiendas, alimentos que contenían altos niveles de metales pesados. Los resultados fueron publicados en este mes en diversos medios noticiosos de la Unión Americana.

El arsénico, el plomo, el cadmio y el mercurio se encuentran entre las 10 sustancias químicas más preocupantes de la Organización Mundial de la Salud para los bebés y los niños. Como elementos naturales, se encuentran en el suelo donde se cultivan los alimentos, por lo tanto, no se pueden evitar. Sin embargo, algunos campos y regiones de cultivo contienen niveles más tóxicos que otros, en parte debido al uso excesivo de pesticidas que contienen metales y a la contaminación industrial en curso.

Desde el momento de la concepción y hasta, mínimo 2 años, los bebés tienen una sensibilidad extremadamente alta a los químicos neurotóxicos, ya que el cerebro está madurando rápidamente, por lo que cuando están expuestos a metales que pueden interrumpir esos procesos naturales, los impactos van desde problemas de comportamiento hasta lesiones que menoscaban la intelectualidad y pueden persistir durante toda la vida.

Realizaron la investigación tomando productos al azar de los anaqueles de los supermercados de las siguientes compañías: Gerber, Compañía de Nutrición Beech-Nut, Nurture Inc., productos Happy Baby y Hain Celestial Group, Inc. y mostraron niveles de metales pesados muy por encima de los límites establecidos para el agua embotellada por la FDA y la Agencia de Protección Ambiental en Estados Unidos. Orgánicos o no, mostraron niveles altos y los resultados, el congreso los envió a los productores y por supuesto, todos trataron de defenderse, pero los resultados, ahí están.

Es verdad que las compañías hacen pruebas en sus ingredientes antes de procesarlos, pero no realizan pruebas al producto terminado y ahí es donde está el problema porque es el que van a consumir los bebés. Al productor le interesa vender y ganar con su producto, la salud del consumidor, es secundaria.

Conclusión: recordarle a los padres que la alimentación, y en especial de los niños, debe ser: fresca, natural y preparada en casa a fuego manso. Que en la alimentación no hay democracia, se debe ser impositivo: el “no le gusta” hay que quitarlo del lenguaje. La buena alimentación, tan importante situación, no debe permitirse que sea dirigida por el gusto de los niños, es responsabilidad de los padres.

*Coordinador de Relaciones Públicas del Consejo Nacional de Lactancia Materna A. C.

sicardi53@gmail.com
 

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