ANDANZAS ANTROPOLÓGICAS

Inspiración, identidad y arraigo: servicios culturales de Baja California

Por Dra. Claudia Delgado Ramírez*
jueves, 18 de febrero de 2021 · 00:00

Cada vez hay más difusión acerca de la interconexión que existe entre aquello que consideramos “naturaleza” y lo que consideramos “social” o humano. En realidad, nuestro planeta puede pensarse como un gran conjunto de sistemas o esferas dentro de las cuales cada organismo, desde el más pequeño hasta el más grande, tiene una función igualmente importante, sea un animal, una planta, un hongo y estén en un medio acuático o terrestre, todo está conectado y cada elemento permite la continuidad más o menos estable de cada sistema.

Estas esferas, o ecosistemas, y la biodiversidad que contienen son los que hacen a nuestro planeta único, al menos en nuestra galaxia. También han sido la base de nuestra existencia como especie, a través del aprovechamiento de lo que se denomina servicios ambientales o ecosistémicos y que se dividen en cuatro: de soporte, regulación, abastecimiento y culturales.

Los servicios culturales incluyen aquellos aspectos intangibles, pero a los que las personas le damos un significado y un sentido, por ejemplo, la sensación de bienestar que nos provee una caminata por la playa o por el bosque. Estos servicios incluyen “la inspiración estética, la identidad cultural, el sentimiento de apego al terruño y la experiencia espiritual relacional con el entorno natural. Normalmente, en este grupo se incluyen también las oportunidades para el turismo y las actividades recreativas.

Los servicios culturales están estrechamente interconectados y a menudo están relacionados con los servicios de abastecimiento y de regulación: la pesca en pequeña escala no solo tiene que ver con los alimentos y los ingresos, sino también con el modo de vida de los pescadores.

En muchos casos, los servicios culturales figuran entre los valores más importantes que las personas asocian con la naturaleza; es por ello fundamental comprenderlos” (FAO, 2021). Los servicios culturales se dividen en cuatro: a) actividades de recreo y salud mental y física, b) turismo, c) apreciación estética e inspiración para la cultura, el arte y el diseño y d) las experiencias espirituales y sentido de pertenencia.

La península de Baja California llegó muy temprano a la repartición de estos servicios; tiene desiertos, valles, oasis, esteros, manglares, sierras boscosas, bahías, playas e islas. Cada rinconcito inspira al arte y la espiritualidad; un paseo o clase de yoga en la playa, una sumergida en sus olas, una caminata por el Cañón de Doña Petra, una visita a La Lobera, nadar junto al tiburón ballena, un viaje escolar para identificar las aves migratorias o un paseo de avistamiento de ballenas, un recorrido por el hermoso Valle de Guadalupe o por la carretera escénica.

Parece que cada lugar de este vasto territorio tiene como propósito el disfrute de sus habitantes y sus visitantes. Yo misma, hija adoptiva de Ensenada, siento un fuerte arraigo por sus costas, mares (Pacífico y Golfo de California) e islas. Aunque el único Pueblo Mágico es Tecate, los lugares mágicos abundan en toda la península.

Los servicios ecosistémicos son protegidos bajo el instrumento de conservación internacional que conocemos como Áreas Naturales/Marinas Protegidas. Bajo esta categoría se trata de conservar al menos una parte de esa esfera o ecosistema. Sin embargo, estos instrumentos no pueden protegerlo todo.

Nosotros, como habitantes y visitantes de estos territorios mágicos, inspiradores y sanadores debemos ser las y los primeros guardianes y protectores de estos diversos ecosistemas que nos proveen de alimento, de hogar y que en gran medida nos definen en términos de identidad y arraigo. Les invito a disfrutar y a preservar estos servicios culturales que, aunque gratuitos, son un lujo bajacaliforniano.

*CINAHBC-EAHNM
 

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