BAÚL DE MANÍAS

Donde la música te lleve

Por Ma. Cristina Álvarez-Astorga
martes, 2 de febrero de 2021 · 00:00

El imaginario Mtro. Franco Rossini (uno de los varios alter egos de mi estimado Francisco “Bebo” Rosas) alguna vez dijo, puntos más, comas menos, que “la música te lleva a algún lado, siempre y cuando tengas un lugar a donde llegar”.

Y ahí tiene usted que me puse a pensar (por decirlo de algún modo) en la veracidad (o no) del susodicho epígrafe (enunciado, exordio, sentencia) y se me ocurrió que, por ejemplo, si quiero llegar, digamos, a París, puedo comenzar por escuchar la música de uno de los parisinos más célebres de todos los tiempos.

Dije París, y ¡Búm!, recordé a Francois Couperin (1668-1733), destacado miembro de una de las familias musicales francesas más numerosas de los siglos XVII y XVIII. Era hijo de Charles Couperin (1639-1679), y sobrino de Louis Couperin (c. 1626 – 1661).

Por cierto, los tres fueron maestros titulares del órgano de la iglesia parisina de Saint-Gervais. Qué cosa. Francois, Franco, Francisco. Tal vez el epígrafe pertenece a otro alter ego del Bebo. Francois… Roses, podría ser…

Ok. Pero ya comienzo a divagar. La culpa es de la Pandemia, la lluvia y la música. Para no hacer el cuento más largo, Francois Couperin es uno de los más importantes compositores franceses (junto con Jean-Philippe Rameau) del periodo barroco en general y de la música para clave en particular.

Suele llamársele “Couperin le Grand” (“Couperin el Grande”, sin albur) para distinguirlo de todos los demás músicos de su familia. Es, sin duda, el más notorio, tanto por su inmenso virtuosismo al órgano y al clavecín, como por su obra, de una belleza inconmensurable (ilimitada, inmensa, extraordinaria y ajúa). Y si acaso usted lo duda, nomás es cosa de que cheque este link:
 https://www.youtube.com/watch?v=3dOQB0oCIxA&t=18s .


A los 49 años (en 1717) se afanó el jale de organista y compositor de la corte, con el título “ordinaire de la musique de la chambre du Roi”. Sus tareas consistían en crear música sacra para las oraciones reales y música de cámara para deleite de los monarcas. Daba un concierto todas las semanas, normalmente en domingo.

Muchos de estos conciertos tenían la forma de suites para violín, viola da gamba, oboe, flauta transversa y clavicémbalo. Dice la Wikipedia que “…muchas de las piezas para teclado de Couperin tienen títulos evocativos y pintorescos, y expresan un estado de ánimo a través de las elecciones tonales, armonías atrevidas y decididas disonancias. Se han comparado con pequeños poemas sinfónicos.

Los títulos parecen anticipar la música programática, mientras que la escritura elegante, refinada y formal ofrece un modelo ejemplar del Barroco francés, definido por el estilo galante… Sus “ordres” son deliciosos esbozos que se presentan como los antecesores de las piezas de piano, a modo de “postales ilustradas” de Albéniz, o de los Preludios de Debussy”.

Dice Jordi Savall (experto en música antigua) que Couperin fue el “músico poeta par excellence”. Creía en “la habilidad de la Música (con M mayúscula) para expresarse a sí misma “en sa prose et ses vers” (su prosa y poesía). Creía que si se penetra en la poesía de la música, se descubre que es “plus belle encore que la beauté” (más bella que la propia belleza).

Y abur.

bauldemanias@hotmail.com

 

 

...

Comentarios