BARÓMETRO POLÍTICO

La farándula política

Por Susana Silva Gallardo*
martes, 2 de febrero de 2021 · 00:00

La expresión de “México Mágico” es una que se ha popularizado en redes sociales para plantear la inverosimilitud de ciertos escenarios y situaciones que se dan en México día con día. Por ello, no es de extrañar que la mayoría de los casos “chuscos” que atañen a nuestro país tengan que ver en su mayoría con la política, la cual se acopla cada vez más a otra conocida frase: “al pueblo, pan y circo”. Lastimosamente, la escena política mexicana actual concede poco pan para el pueblo y otorga puro circo.

Las elecciones de 2021 están ya a la vuelta de la esquina; un evento político que involucra los comicios electorales más importantes, ya que se espera la renovación de la Cámara de Diputados, es decir 300 puestos por el principio de mayoría relativa y 200 por el principio de representación proporcional, así como más de 20 mil puestos a lo largo y ancho del país que incluye 15 gubernaturas además de la renovación de congresos locales, diputaciones estatales, ayuntamientos y juntas municipales.

En palabras de muchos, estas elecciones son sin duda las más grandes de la historia, además de un medio tiempo que evidenciará hasta qué punto el partido de MORENA sigue siendo el preferido del voto popular.

Los esfuerzos de la oposición por revertir esta última tendencia, no solo han llevado a ciertos partidos -que en el 2016 se decían tan distintos unos de otros- a realizar una alianza para hacer frente al que hoy rige la administración federal, sino que aparte, algunos partidos han reclutado y abierto el camino a las precandidaturas y candidaturas a personalidades públicas –“famosos”, vaya- con el fin de atraer de forma fácil y rápida el voto popular.

Es aquí cuando el “México Mágico” entra en acción, pues cuando la política mexicana no pinta para más, los partidos nos demuestran que efectivamente hay formas de convertir los procesos que facilitan la democracia, en un chiste.

La gran problemática de estas acciones reside no en el hecho de que no sean políticos de carrera los que contienden para estos cargos. Remitiéndose al tema de la democracia, su base misma concebía la igualdad de todos y en esta igualdad, cualquier ciudadano podía participar de la estructura política y la detentación de poder que le gobierna.

A esta idea se añade el hecho de que los estudios académicos no necesariamente respaldan la voluntad o talento de ejercer un cargo, como lo hemos visto con los políticos actuales que siguen sin saber hacer su trabajo.

El problema, pues, reside en que se use a los famosos como táctica para obtener votos de forma fácil; el ganar sin visión ni estrategia, peor aún, sin motivación real para mejorar la situación del país. Se puede hablar entonces de una falta de ética enorme, no solo de quien recibe una precandidatura a sabiendas de que no es apto para el cargo -ya lo decía Paquita “la del Barrio” hace unos días, cuando afirmó que “no sabía que hacía ahí”-, sino también de los que conforman el partido y están detrás de estas decisiones e imposiciones. Con esto, la política mexicana alcanzó un nuevo mínimo histórico, lo que nos deja con la incógnita: ¿a manos de quién estamos dejando nuestra posibilidad de cambio?

*Lic. en Relaciones Internacionales por el TEC de MTY campus Guadalajara

susanasilvag96@hotmail.com

 

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