BAJO PALABRA

Todos parejos

Por Hadassa Ceniceros
viernes, 26 de febrero de 2021 · 00:00

Las consecuencias de una enfermedad revelan aspectos del hombre vertidos en sus comportamientos más increíbles.

Están, en primer lugar, las diversas expresiones que el miedo natural, provoca en quien la padece.

En tiempos actuales, la gran amenaza la representa la pandemia que recorre el mundo y toca sin distinción a personas de todas las edades y de todos los estratos sociales.

Tenemos la negación y hasta el ocultamiento de quien es diagnosticado con Covid-19, cual si fuese una enfermedad vergonzosa, quizá por lo indistinto de sus víctimas, la familia esconde la enfermedad describiéndola como una gripe, bronquitis o cualquier otro padecimiento respiratorio menor. El tiempo que se deja “esperando” que el malestar sea efectivamente algo pasajero es tiempo crucial en el desarrollo de la enfermedad, principalmente en el deterioro de la función pulmonar. Esperar es solamente tiempos de agravar una situación que puede atenderse rápidamente. Escuchando los mensajes informativos de fuentes autorizadas, sin amarillismo, nos enteramos que el tiempo en el que se acuda a los servicios médicos es fundamental para tratar con éxito el mal.

Parecernos a todos a veces es moda muy permeable si se trata de demostrar capacidad económica y status social pero igual se convierte en vergüenza si el mal nos iguala con la señora del puesto de verduras en el mercado público o la persona de la limpieza en un edificio departamentos. Queremos ser distintos, pero con ventajas sobre el común de la gente.

La vacuna nos iguala, el sitio que ocupemos tendrá que ser el asignado por edad o tiempo en el que se inscribió en el programa de vacunación estatal o nacional. Nada más.

La diferencia estará marcada por nuestro comportamiento frente a las necesidades de otros y la entereza con la que asumamos los tiempos de espera. Cada acto individual queda inserto en el contexto social y humano en el que nos desenvolvamos.
 

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