DESDE LA PLAZA SANTO TOMÁS

Lo que sucedió mañana – año 2028 – mes de mayo - 113

No hay distancia más grande que la que hay entre los labios de amantes imposibles Anónimo triste… Por Ricardo Harte*
lunes, 10 de mayo de 2021 · 00:00


Al igual que todas las mañanas, el equipo de limpieza de la Plaza, comandado por Doña Severina, comenzaban a barrer, recoger, trapear cada uno de los rincones del ágora de la Ciudad de Ensenada. El área era grande, llena de recovecos, y la actividad exigía dedicación y cuidado en cada acción de limpieza.

El grupo de señoras y señores que diariamente encaraban esa responsabilidad ya conocían cada uno de los metros cuadrados que le tocaba a cada uno.

Muchos de ellas y ellos, por no afirmar que todes, cantaban y tarareaban alguna canción de sus tierras originales o de alguna que estuviera en boga.

Era un hermoso espectáculo escuchar y ver a ese pequeño ejército que trabajaba siguiendo un ritmo no convenido, con una coreografía espontánea que sugería armonía, equilibrio, buen humor, compañerismo, solidaridad.

Doña Severina no quitaba el ojo de cada uno de ellos y constantemente hacía observaciones que aparentaban severidad y rigurosidad, pero que disimulaba un enorme cariño y respeto por su gente.

Y así, con el “ras, ras, ras” de las enormes escobas hechizas con varas, se iban sembrando los primeros ritmos del día.

En el café del Rincón de Cubas, se reunían, como siempre, el grupo de amigos cotidianos.

Parloteaban y bromeaban con alguna o alguno de los trabajadores de la limpieza, mientas esperaban que terminaran el área donde iban colocando las sillas.

Era el sonido de la vida, de las culturas, de la risa, del buen vivir. Carcajadas, correr de sillas, el “ras, ras, ras”, los chascarrillos. Una verdadera sinfonía de la civilización en Do Mayor.

- ¿Y cómo anda usted Don Sebas? Porque el otro día nos contó algunas historias y ahora lo noto achicopalado- comentó Mercedes, mientras se sentaba y le ponía sus edulcorantes al café americano, tamaño enorme.

- ¿Achicopalado? No. No creo. Más bien retraído, nostálgico. Hasta podría decir…triste.

- Ah caray!!...¿Triste?¿Y eso?
- Pues…quién sabe. No sé. Conversando hace días atrás con un amigo sobre el concepto de “distancia”, reflexionábamos sobre la distancia física, la distancia ideológica, la distancia de edades, la distancia económica. Y muchos tipos de distancias más.

- Aha! Entiendo. ¿Y eso lo ha puesto triste?!!!

Don Sebas sonrió
- No. Por supuesto que no. El que haya distancias de todo tipo y alguna de ellas irreparables, no es para causar tristeza. Más bien podría causar alarma.

- Me deja igual…
- Voy, voy. Me quedé, después, cavilando sobre lo que habíamos conversado y ello me llevó a otros tiempos, a otras memorias. Hay temas que desentierran amores que nunca han muerto. Ni siquiera están moribundos. Sencillamente duermen el sueño de lo imposible. Y así me dí cuenta que hay una distancia que es enormemente dolorosa y es la distancia entre los labios de seres que se aman y que jamás volverán a unirse. Que sólo queda esa memoria guardada en algún lugar de la vida. Por ello…hay distancias y distancias.

- Chin Don Sebas!! Aquello parece que le pegó. ¿Hace tiempo de ello?

- Sí me pegó y si hace tiempo es asunto mío.
Las carcajadas y los brindis redondearon los sonidos de la Plaza, mientras iban desapareciendo poco a poco los “ras, ras, ras” de las y los compañeros de la limpieza.

*Arquitecto uruguayo radicado en México desde hace más de 40 años

ricardoharte@yahoo.com.mx

 

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