LA BRÚJULA

Madres-amor (Dedicado a las Madres en su día)

Por Heberto J. Peterson Legrand
lunes, 10 de mayo de 2021 · 00:00

Benditos vientres que albergaron nuestro Ser; benditos templos donde se dio el milagro de la vida; benditas Madres-amor, siempre dispuestas a dar su vida por nosotros; benditas fuentes que nos alimentaron y nos iniciaron en el mundo de los valores; benditas mujeres cuyas vidas fueron de entrega, de donación...

Hay quienes todavía cuentan con la presencia viva de sus madres; los hay quienes ya no tenemos la oportunidad de prodigarles nuestras caricias porque han dejado la vida terrenal, han cumplido con su misión y nos queda el ejemplo de sus vidas siempre generosas.

Hay quienes disfrutamos la cercanía de la Madre-amor de nuestros hijos, compañeras de camino que son el centro de nuestro hogar alrededor del cual todos los demás giramos.

Tenemos a la hija Madre-amor de nuestros nietos que en el ocaso de nuestra existencia nos llenan de felicidad.

Cuando invocamos a la Madre invocamos el amor: Madre-amor binomio inseparable que dieron impuso a nuestras vidas.

Madre-amor aquellas que sin haber podido tener un hijo en su seno han sabido ofrecer el regazo de su amor a niños en la orfandad abriéndoles la puerta de un hogar que los colmara de protección y generosidad...

Benditas Madres aquellas que dieron un ¡sí! a la vida y el sacrificio no lo han visto como una carga insoportable sino como la oportunidad de moldear esa nueva vida que allí está indefensa esperando, no al verdugo, sino a quien le abra ese horizonte de posibilidades para hacer de el o ella una persona con plenitud de realización.

Hay que voltear la vista para reencontrarnos con aquellas Madres que hemos abandonado en los asilos para eludir nuestras responsabilidades. Esas viejecitas en cuyos vientres nuestros seres encontraron asilo, alimento y amor... ¿Conocemos la historia de todas y cada una de ellas? ¿Sabemos de sus sentimientos y anhelos?

Y que decir de aquellas ancianitas que caminando con dificultad, encorvadas y con su rostro reflejando una profunda tristeza caminan por las calles sin que nadie se preocupe por ellas; aquellas otras pidiendo limosna o vendiendo algo para sobrevivir cuando lo justo es que ya descansaran y, esa sociedad que tanto gasta en cosas superfluas: prefieren pagar una borrachera a los amigos y sacarle la vuelta a esas Madres olvidadas… con quienes deberíamos ser más solidarios...

En las familias mexicanas la Madre siempre ha ocupado un lugar privilegiado; ha sido el centro alrededor del cual todos gravitamos. Ojalá y nunca se pierda ese lugar tan especial que les reconocemos.

Cuando una sociedad se vuelve indiferente, fría y permite que el amor hacia ellas se vaya apagando es una sociedad que está en crisis, una de las más graves crisis que la esta llevando a la deshumanización y si le perdemos el amor a ese Ser tan venerado por todos nosotros los otros amores dejaran de existir: nuestros sentimientos se habrán congelado y un frío glacial nos ira aniquilando.

El hogar debe ser el medio natural del amor recíproco de la Madre-amor con su esposo e hijos; el hogar de los hijos el medio natural de la Madre-amor con nuestros yernos, nueras y nuestros nietos...

Los hogares deben ser veneros donde nacen los sentimientos más nobles; donde la solidaridad familiar eduque y donde la Madre-amor junto con su compañero de vida o madres solteras, ejerciten el derecho de ser los primeros educadores; donde los valores formen los cimientos de esas nuevas personalidades-los hijos-para que haciendo un uso correcto de su libertad encuentren el camino de la maduración y realización plena.

Madre-amor, valor entrañable que da sentido a nuestras vidas. Reciban el más profundo reconocimiento en este su día y que Dios las bendiga donde quiera que Estén.
 

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