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No volvemos a la normalidad, porque la normalidad es el problema

Por Ricardo Harte*
viernes, 28 de mayo de 2021 · 00:00

Los días 18 y 19 de este mes de Mayo, se desarrolló en la localidad de Yetalzac, Chis., el Congreso de las Cooperativas Tseltales en el marco de la Organización Yomol A´Tel.

Cerca de doscientos delegados de más de trescientas comunidades se reunieron para refrendar acuerdos, para exponer peticiones, para orar, para cantar y convivir.

En medio de un terreno de dicha comunidad, se armó una gran lona azul, debajo de la cual se instaló, después de una larga discusión sobre la pertinencia de hacerlo, este Congreso.

Previamente se ubicó, en un sitio preminente, el altar maya, consistente en productos de la tierra y en cuatro velas de diferentes colores, orientadas hacia los cuatro puntos cardinales.

Alrededor del altar los principales de cada comunidad dirigieron la celebración en donde se pidió permiso al Señor y a la Madre Tierra para realizar esta reunión. La ceremonia estuvo acompañada de cantos y oraciones.

Uno de los puntos álgidos del temario del Congreso fue el precio del café de tercera categoría, que había sido castigado por los precios fluctuantes de las bolsas de valores internacionales. Una vez más los productores exigieron mantener una política que asegurara el equilibrio de esos precios y no estar pendientes y sujetos a los intereses de los capitales especulativos y no productivos.

Después de cubiertos los puntos más generales de todas las comunidades, los y las productoras se dividieron por regiones, para analizar las problemáticas particulares de cada una de ellas.

En la exposición posterior de esas conclusiones regionales, destacó la cooperativa de mujeres, productoras de miel orgánica y de jabones de miel. Ellas, empoderadas en sus papeles de madres y esposas, presentaron resultados y planes futuros que se destacaron en el ambiente del Congreso.

Un ejemplo de civilidad, de humanidad. El Congreso fue, otra vez, un modelo de convivencia, de la capacidad de comunidades de expresar sus problemas y demandas y de escuchar a los demás con el ánimo de luchar como hermanos, como seres humanos buscando el camino del buen vivir. Sin mentiras, sin engaños, sin violencias.

Es pertinente sumar a las anteriores palabras, lo expresado por Oscar Rodríguez, SJ, en relación a estas culturas originarias:

“El aplomo ancestral, la sabiduría y el conocimiento indígena tradicional que ofrecieron lecciones antiguas de resiliencia está presente, actuante y que es señal de la presencia activa de Dios, su amor no está en pausa. Responden a la contingencia desde la lógica cultural propia, sin pánico ni miedo. Recurren a la herbolaria y prácticas tradicionales de salud centrada en la armonía de la persona y de la comunidad con su entorno sagrado, en vez de acudir a centros de salud distantes y sin servicios, sin pastillas, vacunas, sin doctor. ‘No aspiramos a curarnos con medicinas sofisticadas y caras’. La principal experiencia de protección es la vivencia de estar en armonía con la dimensión y la presencia sagrada de sus entornos, donde a través de los Ancianos o Principales de las comunidades presentan sus ofrendas de candelas e incienso, danzas y rogativas, sus días de ayuno, para refrendar los lazos de mutua dependencia con sus Creadores y Protectores. Aunque ha sido evidente una mayor desintegración de las culturas indígenas y economías campesinas latinoamericanas, éstas se resisten a desaparecer y morir”.

No busquemos mucho las soluciones a las nuevas normalidades que el mundo está pidiendo.

La manera de convivir, de respetar al trabajo como un valor, de agradecer a la Madre Tierra por los dones que les ofrece, el saber resolver las necesidades sin pasar por los derechos del hermano, el no confundirse sobre qué es lo que está mal y qué es lo que está bien, no requiere de mucha inventiva.

Basta que nos bajemos de nuestro pedestal de culturas tecnócratas, observemos alrededor y descubriremos que buena parte de la nueva normalidad que buscamos ahí está: tiene mucho más de 500 años de existir.

*Arquitecto uruguayo radicado en México hace más de 40 años

ricardoharte@yahoo.com.mx

 

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